Arqueología Bíblica: ¿Dónde está el Monte Sinaí?

El monte Sinaí es célebre por su gran importancia en el libro bíblico del Éxodo. En la Torá, el monte Sinaí es también llamado monte Horeb: con este nombre es citado en el Libro de los Reyes como destino de Elías en su huida (Reyes I 11:19:1 - 11:19:18;. De la misma forma es conocido como el monte de Yahvé. Allí Moisés recibió la revelación y le fueron entregadas las Tablas de la Ley con los Diez Mandamientos.


Sin embargo, si el actual Jebel Musa es el bíblico monte Sinaí sigue siendo causa de gran controversia entre los estudiosos.
Al contrario de lo que cuenta el relato, la montaña en la que Yahvé y Moisés se encontraron podría estar en Arabia Saudí.
Nadie todavía ha sido  capaz de ubicar el legendario monte que según apunta la tradición hay que encontrar en el granito rojo del que está formada la montaña de Jebel Musa en la península del Sinaí. Sin embargo, expediciones han puesto en jaque a la tradición y hay que plantearse dónde está realmente ubicada aquella montaña en la que la civilización judeocristiana comenzó a edificarse.
Decíamos que Jebel Musa es el primer candidato. Lo es por tradición, pues fue identificado como el auténtico Sinaí en el siglo IV. Desde entonces se construyeron templos y el lugar se convirtió en centro de peregrinación. Pero nadie desde entonces ha ofrecido pruebas de peso para demostrar que hasta su cima subió Moisés cuando la "gloria" de Yahvé se situó sobre la montaña, "incendió la cumbre y llenó de resplandores los cielos".
El segundo candidato ofrece más puntos a su favor. Es el monte Karkom, sito en el desierto del Néguev. Quien lo ofreció como alternativa fue un investigador italiano llamado Emmanuel Anati, que en 1955 dirigió una expedición al lugar, situado cerca de la frontera entre Israel y Egipto. Allí se encontraron grabados de tres mil años de antigüedad –período que se le atribuye a los hechos narrados en el Éxodo- que muestran escenas de personas rezando y también objetos rituales. Asimismo, localizó durante la expedición de 1955 otro grabado que muestra una rejilla dividida en diez espacios que según Anati podría ser una referencia a los Diez Mandamientos.


Las investigaciones arqueológicas demuestran que las faldas del Karkom estaban habitadas hace tres mil años y que aquellos hombres ya manifestaban entonces creencias religiosas. Allí se han encontrado pruebas de ritos funerarios que confirman que Karkom debía ser entonces una especie de Meca religiosa. Sin embargo, los estudiosos señalan que el Éxodo aconteció algo antes, hace unos tres mil trescientos años y la duda, por tanto, siempre ha presidido las opciones de que Karkom sea el verdadero Sinaí.
Una tercera opción que ganó inusitada fuerza la propuso el investigador Howard Blum, en su libro “Gold of Exodus”.


En la obra da voz a dos exploradores norteamericanos llamados Larry Williams y Bob Cornuke, que identificaron el mítico monte con el pico más alto de Arabia, el Jabal al Lawz. Llegaron a esta conclusión al identificar en las descripciones bíblicas algunas características de la citada montaña.
Esta tercera opción también está avalada por las pruebas arqueológicas. En el monte se han encontrado, además, altares y petroglifos representando a un becerro de oro. ¿Coincidencia? "Volviese Moisés y bajó de la montaña ... Cuando estuvo cerca del campamento, vio el becerro de oro y las danzas; y encendido en cólera, tiró las tablas y las rompió al pie de la montaña" (Génesis, capítulo 32).
Además, los estudiosos encontraron doce estelas que representaban las doce tribus de Israel, que tal y como indica la Biblia estaban presentes en el Éxodo.
La pista árabe del monte Sinaí cuenta con más pruebas en su favor. Por ejemplo, dice el Éxodo que la montaña humeaba, pues sobre ella había descendido Yahvé en medio del fuego. Pues bien, el pico más alto del Jabal al Lawz está ¡quemado! y presenta un color negro parecido al carbón. También indica el Antiguo Testamento que Yahvé ordenó cercar el perímetro del monte con seis columnas. Pues bien, otro ilustre investigador, Ron Wyatt, encontró en las faldas de este monte, los cimientos de lo que pudo ser una de estas columnas.


Otras referencias bíblicas en el Jabal al Lawz son, por ejemplo, los árboles que nacen en suelo granítico de los que también se habla en el Antiguo Testamento. Además, se ha hallado una roca idéntica a la roca de Horeb, así como las trazos geológicos de la existencia de un arroyo que corría montaña abajo entre las rocas. De todo ello habla el relato bíblico, y de todo ello se han encontrado pistas en esta montaña árabe.
El profesor Colin Humphreys ha argüido a favor del volcán Hala-‘l Badr, narrado en su libro “The Miracles of Exodus: A Scientist's Discovery of the Extraordinary Natural Causes of the Biblical Stories”, asegurando que la erupción de un volcán explicaría muchos de los fenómenos descritos en el Éxodo. Hay evidencias que indican que el monte Sinaí bíblico se encuentra en Hashesh el Talif, un monte más cercano a Israel que el que se piensa normalmente, ubicado al este de Egipto; el cual aparentemente tiene más parecido a las descripciones bíblicas.
Otros estudiosos como Charles Beke (Mount Sinai, a Volcano), Sigmund Freud (Moses and Monotheism) o Immanuel Velikovsky, también han propuesto la descripción bíblica de un fuego abrasador en el monte Sinaí como referida a un volcán en erupción (esta posibilidad podría excluir a todos los picos en la península de Sinaí, incluso al monte Seir), lo cual coincide con algunos volcanes del noroeste de Arabia Saudita, donde el volcán Hala-‘l Badr es el más prominente.
Humphreys considera que un volcán en la región entró en erupción en el año 640, pero se desconoce si exactamente se trataba de este volcán. Hala-'l Badr tiene un índice de explosividad volcánica de por lo menos 2, lo que significa que es un volcán explosivo capaz de producir material que alcanzaría los tres kilómetros de altura.
Hay más montes candidatos, pero los citados son los más factibles de haber sido el verdadero Sinaí.
Eso sí, quizá tardemos muchísimo tiempo en comprobar la veracidad de los hechos que nos cuenta el Antiguo Testamento. En conocer si esa efeméride fue cierta o sólo alegórica.