Criptozoología (1)

Durante años, montañeses, marineros, exploradores y habitantes de lejanas e inaccesibles regiones, han relatado avistamientos de animales que no pertenecen a la zoología tradicional.
Es sabido también que algunos animales que realmente existen fueron descubiertos para la ciencia a partir de rumores o leyendas, como en los casos del okapi, el hipopótamo pigmeo, el moa, y otros.
Hay una alta posibilidad de que estas criaturas realmente vivan, ya que la mayor parte de los océanos, montañas y selvas tropicales, aunque parezca increíble, se encuentran aún inexploradas, guardando la posibilidad de esconder criaturas desconocidas e incluso animales que hoy se creen extintos.
Un interesante ejemplo de monstruo antediluviano vivo fue el increíble descubrimiento del Celacanto en 1938, un pez prehistórico que vivió hace mas de 70 millones de años y que hoy en día habita las costas de Sudáfrica.
La criptozoología (del griego cryptos, "oculto", zoos, "animal" y logos, "estudio"), se encarga de investigar y catalogar a estos seres desconocidos por la ciencia, y las personas que se dedican al estudio o investigación de tales animales se llaman criptozoólogos, mientras que las criaturas en cuestión son llamadas críptidos.
La invención de este término suele atribuirse al zoólogo Bernard Heuvelmans, quien definió la criptozoología como el estudio de los animales sobre cuya existencia sólo poseemos evidencia circunstancial y testimonial, o bien evidencia material considerada insuficiente por la mayoría. Su monumental libro de 1955 «Tras la pista de animales desconocidos» es a menudo visto como el génesis de esta disciplina, pero el mismo Heuvelmans remontó dichos orígenes a Anthonid Cornelis Oudemas y su estudio de 1892 sobre la gran serpiente marina.
La criptozoología presume de la existencia real de estas criaturas; producto de que algunas de las características o avistamientos que presentan estos animales, hacen creer que existen posibilidades de su existencia real, y algunas de las cuales poseen una gran lista de reportes a través del tiempo, incluidos aquellos casos en que los testigos que informaron de tales avistamientos realizaron una descripción coincidente con características de animales ya extintos.
Aunque popular y antiguamente se asociaba a la criptozoología con todos los seres presentes en las mitologías o leyendas; los criptozoólogos modernos no se dedican a estudiar a todas estas criaturas fantásticas. Para que una de estas criaturas sea estudiada y catalogada como críptido, debe de presentar las características anteriormente mencionadas.
Pero…¿qué piensan sus detractores? Afirman que la criptozoología no es una ciencia, sino que se trata de una especie de caza de monstruos, en otras palabras, se trata de una pseudo-ciencia. En realidad, aunque resulte sorprendente, no existe una definición plenamente satisfactoria de lo que es una ciencia. Por lo tanto, resulta más fácil definir lo que es una pseudo-ciencia, lo que nos ayudará, en contraposición, a descubrir qué es lo que verdaderamente podemos calificar como ciencia: la "teoría" de una pseudo-ciencia es subjetiva, con conceptos que sólo son accesibles a los "iniciados"; su formalismo es pobre e incluye nada o muy poco de matemáticas y de razonamiento lógico (deducción, inducción, etc.); propone hipótesis que son imposibles de confirmar y que no son falseables; no se apoya en datos de otras disciplinas; sus doctrinas son siempre las mismas y pueden permanecer sin cambios durante siglos, mientras que la auténtica ciencia siempre está cambiando, enriqueciéndose a si misma, y, en ocasiones, poniendo en tela de juicio lo que tradicionalmente era considerado como probado; por último y no por ello menos importante, su concepción del mundo contradice las leyes universalmente admitidas de la física y muchas veces va en contra del puro sentido común.


¿Qué perspectiva ofrece la criptozoología desde este punto de vista? Pues que no tiene nada que ver con las pseudo-ciencias:

1) La criptozoología es objetiva: Se basa en una serie de hechos que nadie puede discutir:
El inventario faunístico de nuestro planeta no está completo, ni mucho menos. Hoy en día se siguen descubriendo animales, es decir, especies nuevas desconocidas por la Ciencia. Estos animales suponen una sorpresa para los zoólogos. Su descubrimiento a veces se prolonga durante años, décadas o incluso siglos.
2) La criptozoología es formalista : La criptozoología ha hecho uso frecuente de la estadística, desde Oudemans en el siglo XIX, hasta hoy en día con los trabajos de Heuvelmans y sus sucesores, habiéndose publicado valiosas aportaciones en «Cryptozoology», el boletín interdisciplinario de la Sociedad Internacional de Criptozoología (ISC).
3) La criptozoología no promulga hipótesis que son falsarias: La criptozoología se apoya en datos que pueden ser verificados: los criptozoólogos llevan usando desde hace décadas bibliografía, referencias citadas, métodos de investigación, análisis biológicos, etc.,. Sus afirmaciones están siempre abiertas a la discusión.
4) La criptozoología se apoya en otras disciplinas: La investigación criptozoológica es interdisciplinar, ya que hace uso de la zoología, por supuesto, pero también de la paleontología, anatomía, etología, ecología, taxonomía, psicología, arqueología, linguística, etc.
5) La criptozoología se guía por el principio de la economía de hipótesis: La criptozoología no contradice las leyes de la física, ya que la existencia de especies y subespecies animales que aún no han sido catalogadas por la ciencia es confirmada continuamente por nuevos descubrimientos, como el de los grandes mamíferos recientemente descritos en Vietnam.
En definitiva, y como argumentó Heuvelmans, pienso que la criptozoología debe ser practicada con rigor científico, pero también con una actitud abierta e interdisciplinaria, prestando también especial atención al folclore sobre estas criaturas. Aunque suelen estar cubiertas de elementos fantásticos e inverosímiles, estas leyendas populares pueden contener alguna parte de verdad que pudiera ayudar a guiar la investigación de los informes sobre animales inusuales.

Veamos los ejemplos más significativos...


EL CHUPACABRAS

La historia del Chupacabras, comenzó en 1992, cuando los periódicos de Puerto Rico, «El Vocero» y «El Nuevo Día», comenzaron a divulgar las matanzas de muchos tipos de animales diversos, tales como pájaros, caballos, y cabras. En ese tiempo era conocido como “El Vampiro de Moca” puesto que algunas de las primeras matanzas ocurrieron en la pequeña ciudad de Moca. Mientras que al principio se sospechó que éstas podrían haber sido hechas aleatoriamente por algunos miembros de un culto satánico, eventualmente las escabechinas comenzaron a producirse alrededor de la isla, y muchas granjas divulgaron pérdidas de vida animal. Todas tenían un patrón en común: cada uno de los animales encontrados muertos tenían uno o dos agujeros ensartados alrededor de sus cuellos. Algunos supuestos testigos reportaron avistar una figura pequeña color verde oscuro, alrededor de las áreas donde se producían.
La descripción más popular de la entidad es que sería una criatura de aproximadamente un metro de altura, que presentaría una piel verduzca y escamosa, ojos grandes y saltones, y cabeza ovalada. También se le atribuye un rostro canino de grandes ojos y colmillos y tobillos largos como los de un canguro. Además, presentaría una estructura corporal humanoide, y a veces se le otorgan un par de alas similares al murciélago que sobresalen en su lomo. Poseería afilados colmillos y se dice que también tendría una especie de filamento bucal que succiona la sangre de sus víctimas, y en ocasiones sus órganos. Además poseería garras como extremidades. Las descripciones de esta criatura varían, habiendo una gran variedad, según las apariciones recogidas principalmente en las dos Américas.
Poco después de darse a conocer mundialmente las muertes de animales en Puerto Rico, otras comenzaron a ser reportadas en otros países, tales como Argentina, República Dominicana, Brasil, Estados Unidos, México, y posteriormente también en Europa.


CARACTERÍSTICAS DE LOS ATAQUES

● Los animales muertos, presuntamente por el ataque del chupacabra, no presentan sangre en sus cuerpos y revelan como heridas uno o dos agujeros; a diferencia de otros depredadores que en su mayoría, destrozan el cadáver. ● Comúnmente ningún animal reacciona alarmado o presentan algún tipo de resistencia. Su dueños ordinariamente no reportan ruidos extraños, y ni siquiera ladridos en los casos con implicación de perros guardianes; es más, los canes al ser observados posteriormente, reaccionan de forma muy extraña, y en algunos casos aterrorizados. ● Por lo común se indica la falta de huellas del animal atacante, o si se distinguen son escasas; similares a las de un cánido de gran tamaño, algunas de las cuales presentan una prolongación en forma de talón. También llama la atención que estas pisadas se encuentran a diferentes distancias (4 a 5 metros), indicando que poseería una gran habilidad para saltar. ● Corrientemente no hay testigos directos de los ataques.

TEORÍAS SOBRE SU POSIBLE ORIGEN.

Las más asentadas son las siguientes:

● Animal "no clasificado" por la ciencia; por lo que debe ser estudiado. ● Un experimento científico. ● Mutación natural: algunos creen que el chupacabras es una mutación o un capricho de la naturaleza al igual que también nacen corderos con cinco patas, o pollos con dos cabezas, etc. ● Engendro producto de la contaminación: grupos ecologistas de América han difundido la idea de que el Chupacabras es la consecuencia de la contaminación producida por los agentes venenosos y tóxicos que el hombre ha depositado en la Tierra. ● Un fallido experimento biológico (supuestamente extraterrestre) que llegó por accidente o deliberadamente a regiones rurales en muchos lugares de América.

LA DIFERENTES OPINIONES SOBRE EL ASUNTO

Los que opinan en contra de esta cuestión aducen que el fenómeno del Chupacabras es producto de la "histeria masiva", mientras que otros piensan que esta es una pobre explicación sobre las muertes de animales que resultan de ataques inexplicables.
Los ataques a animales pequeños presentan bastante características que corresponderían a ataques de animales como los ratones hocicudos.
Todas las pruebas de pelo al ser analizado su ADN, y huellas obtenidas, indican que el ataque lo realizó un animal; siendo en la mayoría de los casos solo ataques de perros.
Algunos apuntan como responsables directos a adoradores satánicos.
Por el contrario, los que argumentan a favor dicen que sus ojos tienen la capacidad de paralizar a sus presas. Esto les permitiría succionar la sangre del animal en su letargia. El efecto es similar a una serpiente o a una araña que atonta a su víctima con veneno.
Si los responsables son personas, entre ellos adoradores satánicos, el problema está en que aun no se ha identificado el instrumento quirúrgico utilizado en los ataques, hecho que descarta la posibilidad de que el responsable directo sea el hombre, como tampoco otro depredador perteneciente a la fauna silvestre, ya que las incisiones son entre células, algo que nada conocido puede realizar.
En definitiva, de lo poco que estamos seguros sobre estos sucesos es que son reales y, por tanto, merecen la pena ser estudiados con rigurosidad.

MOTHMAN

Todo comenzó el 14 de noviembre de 1966 en un pequeña localidad de 5.000 habitantes llamada Point Pleasant, situada en el estado de Virginia Occidental, muy cerca de la frontera con Ohio, en Estados Unidos.
Una criatura alada cubierta de pelo gris oscuro, sin aparente cabeza, con cuerpo similar al del hombre, dos potentes y luminosos ojos rojos que parecían estar situados en el torax, cerca de los hombros, y que aparentaba haber salido de esas leyendas que hablan de seres mitad hombres mitad pájaros, se apareció en repetidas ocasiones a los asombrados vecinos de esta pequeña localidad.
El lugar se convirtió con el transcurrir de los meses en la meca del misterio y en el epicentro de una serie de sucesos extraños que a día de hoy siguen sin resolverse.
El primer protagonista de esta aventura fue un señor llamado Newell Partridge. Una noche se encontraba viendo la televisión cuando unas interferencias en la misma le interrumpieron. Su perro comenzó a aullar en la puerta de su vivienda, salió al exterior con él y con una linterna para buscar el motivo de esa reacción.
En un momento determinado, cuando enfocó con el haz de luz de la linterna hacia el granero, vio al fondo un par de ojos rojos enormes, reflectantes y extraordinariamente brillantes. Asustado, tiró la linterna al suelo, su perro se encaminó raudo hacia aquella criatura mientras él, presa del pánico, se encerró en su casa, de donde no volvería a salir hasta el día siguiente. Por la mañana salió al exterior y allí pudo ver la huellas de su perro, pero éstas, misteriosamente, llegaban hasta un punto y desaparecían, como si se hubiera esfumado hacia las alturas. Nunca volvió a saberse del animal.
Al día, siguiente, dos matrimonios, los señores Scarberry y los Mallette iban a ser testigos de la extraña criatura. Cuando circulaban en automóvil por las proximidades del pueblo, exactamente a la altura de un edificio que en tiempos de la segunda guerra mundial había servido de almacén de explosivos, de repente, los faros del coche iluminaron algo. Frente a ellos aparecieron dos ojos rojos. Al acercarse unos metros se encontraron con un humanoide de más de dos metros de altura. Tenía cuerpo humano y dos grandes alas. De su rostro no se distinguía nada, salvo aquellos enormes ojos rojos.
El extraño personaje dio la vuelta como queriendo esconderse mientras ellos notablemente impactados por aquella presencia salieron a toda velocidad de allí.
El conductor, presa del pánico, apretó el acelerador y al cabo de unos cientos de metros de frenética huida, vieron al extraño humanoide. Volaba, como una gran ave, sobre el coche. La escolta no les abandonaría hasta que entraron en el pueblo.
Los testigos dieron parte a las autoridades. No se encontró a tan particular intruso. Sin embargo, y durante algo más de un año, la criatura fue vista en numerosas ocasiones. Se produjeron mas de cien encuentros, entre ellos, pilotos pertenecientes a la base militar cercana a Galípolis. El día 4 de diciembre de 1966 observaron al ser maniobrando y planeando sobre el río, y pudieron calcular que iba a unos 100 m de altura y a casi 100 km. por hora. Posteriormente le siguieron con sus aviones con la intención de fotografiarle, pero no pudieron ya que este desapareció en uno de sus movimientos cerca de un espeso bosque.
Se le bautizó con el nombre de Mothman, que traducido a nuestro idioma, quiere decir algo así como hombre-polilla.

Cuando las apariciones de esta singular criatura traspasaron fronteras, un neoyorquino, investigador de lo insólito, llamado John Keel, estableció la pequeña localidad de Point Pleasant como su base de operaciones. Entrevistó a decenas de testigos comprobando que todos ellos decían la verdad. Sus investigaciones dieron como fruto años después un libro que fue llevado a la gran pantalla en una película que se estrenó en el año 2002 y que se tituló «Mothman, la última profecía», protagonizada por Richard Gere.
Casi a diario, Mothman era observado por algún asustado vecino. Algunos, incluso, llegaron a acudir armados al depósito de explosivos, donde se producían la mayor parte de las observaciones. El edificio fue bautizado como la casa del pájaro, en alusión a que muchos pensaron que una extraña mutación animal se había refugiado allí. Otros, por el contrario, pensaron que se trataba de una especie nueva, desconocida para los científicos, que antes o después sería atrapada. Se hicieron batidas para tratar de capturarle pero estas dejaron un resultado nulo. Mothman sólo aparecía cuando él quería y cuando parecía abrirse una puerta hacia otra realidad. El enigma, más que un misterio criptozoológico, comenzó a convertirse en algo paranormal, algo que traspasaba el tiempo y el espacio, algo más parecido a un espectro que a algún animal que un día pudiera acabar en una jaula.
Al mismo tiempo Keel y otros investigadores se esforzaban por descifrar el enigma, muchos de los testigos que habían visto aquella criatura, y en especial sus hipnotizantes ojos, empezaron a vivir en sus domicilios extraños sucesos característicos de los casos de poltergeist. Objetos que se movían solos, ruidos inexplicables, llamadas de teléfono efectuadas por alguien invisible. también dijeron haber sido visitados por un personaje vestido de negro, de aspecto oriental y que preguntaba reiteradamente por las observaciones. Además, cuando aparecía, y durante el tiempo que esta criatura permanecía en los alrededores, luces extrañas sobrevolaban a menudo el cielo. En ocasiones, tras aquellas luces, los testigos afirmaban haber visto objetos volantes.
Estamos, sin duda, ante lo que parece un circo de lo absurdo, pero ni Keel ni ninguno de los otros estudiosos que analizaron los hechos supieron dar una explicación.
Cuando las apariciones se hicieron más frecuentes, Keel y otros investigadores comenzaron a recibir extrañas llamadas que parecían relacionadas con el caso y en las que sus interlocutores les advertían de una inminente catástrofe que tendría lugar en la localidad el día 15 de diciembre de 1967. Pero nadie quiso escuchar…Hasta que llegó el fatídico momento. Exactamente como fue predicho, ese día, a las cinco de la tarde, un puente próximo a la localidad, el Silver Bridge, se vino abajo en plena hora punta. Murieron 46 personas, muchas de las cuales habían sido testigos de la extraña criatura.
La profecía se había cumplido y el mito de Mothman empezó a crecer.
Tras la tragedia, sus apariciones dejaron de producirse. Parecía como si Mothman hubiera estado allí para avisar.

LA BESTIA DE GEVAUDAN

Para los lectores que hayan visto el film «El pacto de los lobos», les diré que está basado en un suceso ocurrido en Francia entre los años 1764 y 1767.
Un animal desconocido llevó el pánico a la comarca de Gevaudan, en la región francesa de Auvernia. La bestia se cobró 121 víctimas. Decían que era parecida a un lobo, pero de enorme tamaño y con un gran poder devastador. El pueblo creyó que se trataba del mismísimo demonio.
Los hechos, perfectamente documentados, obligaron al rey Luís XV a intervenir.
El primer ataque de la bestia ocurrió el día 30 de junio de 1764. La víctima fue una niña de catorce años. Durante ese verano acabaría con la vida de otros cuatro niños y una mujer de treinta y dos años. Metidos ya en el invierno, el número de víctimas se incrementaría considerablemente. Mataba dos veces por semana, casi siempre niñas y mujeres, y en la mayoría de los casos, todos ellos humildes campesinos. Primero, les arrancaba la cabeza de un solo bocado, lo que nos da idea del tamaño de su mandíbula, y luego, con sus afiladas garras, les extraía el hígado y otras vísceras.
Antes de que un nuevo verano llegara a la comarca, la bestia había alcanzado las 54 víctimas, 40 de ellas niñas y jóvenes. La Corona intervino, enviando hasta el lugar una tropa de dragones, que eran las fuerzas de choque del monarca. Cuatro compañías de esta caballería se desplazaron hasta el lugar de los hechos. Su comandante, Monsieur de Hamel, dirigiría las batidas. Él mismo llegó a verla, quedando boquiabierto cuando la tuvo enfrente. Era tan grande como su caballo, pero saltaba más y era más ágil que cualquier animal conocido. Le disparó, pero como el mismo afirmó, las balas no parecían traspasar su piel.

Otra de las personas que la pudo ver, fue un culto campesino que colaboraba estrechamente con las fuerzas reales. Se llamaba Jacques Denis. Ésta fue la descripción que hizo tras el avistamiento: “Ante todo, es muy diferente a cualquier lobo. Tenía el lomo rayado, con una larga línea negra que iba del cuello hasta la cola. El color de su cuerpo era rojizo. Juraría que tenía el morro afilado, una cola muy larga y fuerte, extraordinariamente móvil y sus fauces eran desmesuradas.”
Pasado un año desde que comenzaran los ataques, el número de víctimas iba en aumento. De nada sirvió la presencia de las fuerzas reales, ya que no sólo tenían que luchar contra la bestia sino con todos los cazadores que les tendían emboscadas o les daban pistas falsas. Al fin y al cabo, la recompensa para acabar con la bestia era muy sustanciosa en una comarca azotada por la necesidad. Se mataron decenas de lobos, pero en el verano de 1765, las víctimas volvieron a incrementarse. La bestia seguía suelta y su comportamiento en nada se asemejaba al de un lobo.
Entonces el Luis XV decidió enviar a su arcabucero mayor, Antoine de Beauternes, quien aseguró haberla atrapado, llevándola a su presencia. Mentía, se trataba únicamente de una loba macrocéfala de unos 30 kilos. Nadie en la comarca pensó que aquel animal fuera la bestia. Las pruebas lo demostraron, a las pocas semanas los ataques mortales prosiguieron. Entonces, su búsqueda adquirió tintes irracionales. Los sacerdotes aseguraron que Dios estaba permitiendo al demonio cobrarse la vida de las mujeres más lascivas. Los nobles, por su parte, acusaron a los zíngaros nómadas. Decían que las bestias de su circo se habían escapado. También se apuntó a un joven noble llamado Antoine Chastel, que podría haberse traído de sus viajes por África algún tipo de felino. Esta es, precisamente, la hipótesis que desarrolla la película que comentaba al inicio.
Chastel había recorrido África con una compañía comercial. Aún muy joven, con diecinueve años volvió a la región. Criaba mastines asilvestrados, lobos, leones y tigres. El pueblo llegó a pensar que había cruzado a estos animales hasta dar con la bestia y pensaban que al híbrido lo cubría con una coraza antes de salir a atacar. Pero esta versión, que cojea de muchas partes, nunca pudo demostrarse.
Es más, el padre de este joven, Jean Chastel, se convirtió en uno de los más tenaces buscadores de la bestia. Se dice que fue él quien la abatió. Y que lo hizo disparándole con una bala hecha a partir de plata fundida de una medalla de la Virgen. El nuevo monstruo fue llevado ante el rey, luego embalsamado y sus restos, años después, desaparecieron. Era algo parecido a un lobo gigantesco de enormes fauces. Pese a ello, en Gevaudan aún se producirían más ataques hasta que, poco a poco, cesaron definitivamente.

NESSIE

El monstruo del lago Ness, conocido familiarmente como Nessie, es el nombre de una criatura que se dice habita en el lago Ness (Loch Ness, Escocia), un profundo lago de agua dulce cerca de la ciudad de Inverness.
La primera descripción moderna sucedió en 1868. Un artículo publicado ese año en el «Inverness Courier», es el primero en referirse a los rumores acerca de la existencia de un "pez enorme u otra criatura" en la profundidad de las aguas.
Ya en 1930, el periódico «El Northern Chronicle», publicó una noticia titulada "Una extraña experiencia en el lago Ness" en la que se detalla la historia de dos pescadores que se refieren a un animal que produjo un gran remolino cerca de Tore Point.
En 1932, K. McDonald afirmó que había visto a una criatura similar a un cocodrilo remontando el río Ness.
Sin embargo, el avistamiento que más definió su búsqueda fue el que habría tenido lugar el 2 de mayo de 1933 y publicado por el «Inverness Courier» sobre una pareja local que dijo haber visto "un enorme animal rodando y hundiéndose en la superficie". El informe se convirtió en una sensación entre los medios. Las editoriales de Londres comenzaron a enviar reporteros a Escocia, e incluso un circo ofrecía una recompensa de 20.000 libras esterlisnas por la captura del monstruo.
Más tarde ese mismo año, A.H. Palmer, quien atestiguó un avistamiento de Nessie el 11 de agosto de 1933, a las 07:00 AM, describió a la criatura “como teniendo su cabeza –a la que consideró como estando de frente– al ras del agua. Su boca, que tenía una anchura de entre doce y dieciocho pulgadas (30 a 45 centímetros), se abría y cerraba; la abertura máxima de su boca era estimada en cerca de seis pulgadas (15 centímetros)”. Hasta este momento los periódicos hablaban simplemente de un pez misterioso o extraña criatura, y no se referían a la criatura como un ser prehistórico. Fue descrito así por primera vez, por una pareja de turistas, los Spicer, poco después del estreno de la película King-Kong, que en esos años sumergió al público en una auténtica "monstruomanía" a través de todo el mundo.
Y el empujón definitivo que terminó de concretar la actual preocupación existente por la criatura fue la fotografía presuntamente tomada por el cirujano R.K. Wilson el 19 de abril de 1934, que parecía mostrar a una enorme criatura de cuello largo que se deslizaba a través del agua. Décadas más tarde, el 12 de marzo de 1994, Marmaduke Wetherell afirmo haber falsificado la fotografía tras ser empleado por el periódico «Daily Mail» para encontrar a Nessie; indicando también que Wilson no habría tomado la foto, y que su nombre fue utilizado solamente para darle más credibilidad a la misma. No obstante, y a pesar de la confesión, esta foto ya había sido difundida por todo el mundo como una "evidencia absoluta"; lo cual colocó definitivamente en la cultura popular al Monstruo del lago Ness.
.
La mayoría de las descripciones modernas señalan hacia la posibilidad de la existencia de una criatura que se asemejaría a los extintos plesiosaurios, una criatura acuática prehistórica.
Con todo, los científicos sugieren que la hipótesis de que Nessie sea un remanente de la especie plesiosaurio, es algo que se presenta altamente inverosímil. Entre otras razones porque se necesitaría tener una colonia de crianza de tales criaturas para que pudiesen experimentar una supervivencia a largo plazo, y junto con el hecho de que los plesiosauros necesitaban emerger a la superficie para respirar, esto daría lugar a avistamientos más frecuentes de los que se han divulgado en la actualidad.
Muchos biólogos también señalan que el lago Ness no es lo bastante grande o productivo para tener una biomasa que pueda mantener incluso a una familia pequeña de estas criaturas, además de que el lago fue originado como el resultado de una glaciación geológica reciente y estuvo en estado sólido y congelado durante la era de hielo.
Por otra parte, otros avistamientos no concuerdan con la descripción del plesiosauro o incluso con ninguna otra criatura acuática: en abril de 1923, Alfred Cruickshank afirmó haber visto una criatura de 3 a 3,5 m de largo con un lomo arqueado, similar a un elefante, que cruzaba la carretera frente a él mientras conducía su auto.
Tal vez no sean mas que confusiones. La naturaleza exacta de los avistamientos de Nessie es variada: se le atribuye a la pareidolia, a la identificación errónea de focas o leones marinos, peces, troncos, o grupos de animales formando filas, o al producto de un espejismos o distorsiones de luz, a efectos en el agua como olas u ondulaciones provocadas por embarcaciones.
Una teoría reciente que postula que el "monstruo" es realmente nada más que el efecto de burbujas causadas por actividad volcánica en el fondo del lago. Este argumento posterior está basado en menor grado con una correlación entre el movimiento tectónico y los avistamientos reportados.
A pesar de todo, hay que argumentar que una expedición de la Academia de Ciencias Aplicadas de Boston, dirigida por el doctor Robert H. Rines, con la colaboración de The New York Times y el apoyo de la NASA, llegó en 1972 al lago provisto de un moderno equipo de sonar completado por un sistema de cámara estroboscópica creado por el doctor Harold E. Edgerton, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, para fotografiar la vida subacuática. La noche del 8 de agosto la superficie del lago estaba lisa y tranquila, y los miembros del equipo investigador esperaban en embarcaciones ancladas en la bahía de Urquhart. Hacia la una de la madrugada el equipo empezó a ver en la pantalla del sonar las pesadas y oscuras señales de un gran objeto en movimiento, la cámara estroboscópica fotografió las manchas captadas por las ondas del sonar, debido a lo turbio del agua, las fotografías no fueron muy nítidas, pero al ser procesadas en una computadora se pudieron definir varias imágenes. Dos de las tomas mostraban una aleta, una tercera foto mostraba dos objetos que parecían ser grandes animales. Los resultados de los análisis de los hallazgos señalaban una aleta que media entre 1,20 a 1,80 metros de largo y dos cuerpos separados por 3,5 metros.
Esto –quizás– puede ser una evidencia de la posible existencia de uno o más seres acuáticos que pudieran habitar el lago.