Los Diez Mandamientos

Los Diez Mandamientos, denominación de los preceptos que, según el Antiguo Testamento, fueron entregados por Dios a Moisés en el monte Sinaí. De acuerdo con el Éxodo 31,18 fueron grabados por el propio Dios sobre dos tablas de piedra. Es probable que se tratara de tablas de arcilla, del tipo utilizado en la escritura cuneiforme.
Según las escrituras, Moisés estuvo en el monte cuarenta días y cuarenta noches y en ellos le dio Dios escritos en dos tablas los diez Mandamientos.


La tradición católica

En ella los mandamientos rezan así:

1- Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2- No tomarás el nombre de Dios en vano.
3- Santificarás las fiestas.
4- Honrarás a tu padre y a tu madre.
5- No matarás.
6- No cometerás actos impuros.
7- No robarás.
8- No dirás falso testimonio ni mentirás.
9- No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
10- No codiciarás los bienes ajenos.

(En la tradición judía el prólogo es considerado el primer mandamiento, las dos primeras prohibiciones se conjuran como segundo mandamiento, y el resto sigue el mismo orden que las tradiciones protestante y ortodoxa).

En Éxodo 20,1-17 y Deuteronomio 5,6-21 aparecen dos versiones diferentes de los mandamientos, aunque en ambas el espíritu es el mismo. La versión del Éxodo difiere de la del Deuteronomio en dos elementos: proporciona un motivo religioso, en lugar de humanitario, respecto a la observancia del sábado; y, al prohibir la codicia, incluye a la mujer del prójimo junto con el resto de sus propiedades, en lugar de hacerlo por separado.
Por tradición, los mandamientos han sido enumerados de acuerdo con tres criterios. La mayoría de los cristianos protestantes y ortodoxos dividen y enumeran los mandamientos del siguiente modo: 1- Prohibición de adorar a cualquier divinidad que no sea Dios; 2 - Prohibición de la idolatría; 3 - Prohibición de tomar el nombre de Dios en vano; 4 - Observancia del sábado; 5 - Honrar a los padres; 6 - Prohibición de matar; 7 - Prohibición del adulterio; 8 - Prohibición de robar; 9 - Prohibición de prestar falso testimonio; 10 - Prohibición de codiciar la propiedad o desear a la mujer del prójimo.
Los católicos y los luteranos siguen la división utilizada por san Agustín de Hipona (siglo IV). El prólogo y las dos primeras prohibiciones están combinados, y el último mandamiento se divide en dos prohibiciones: desear a la mujer del prójimo y codiciar los bienes ajenos. Por ello, la enumeración de los demás mandamientos difiere en un número.

El libro del Éxodo 20.1-17 contiene la siguiente narración y enumeración:

1- Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:
2- Yo soy Yahveh tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
3- No tendrás dioses ajenos delante de mí.
4- No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
5- No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Yahveh tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
6- y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
7- No tomarás el nombre de Yahveh tu Dios en vano; porque no dará por inocente Yahveh al que tomare su nombre en vano.
8- Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
9- Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;
10- Mas el séptimo día es reposo para Yahveh tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.
11- Porque en seis días hizo Yahveh los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Yahveh bendijo el día de reposo y lo santificó.
12- Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Yahveh tu Dios te da.
13- No matarás.
14- No cometerás adulterio.
15- No hurtarás.
16- No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.
17- No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

El libro del Deuteronomio 5.6-21, ofrece una enumeración muy semejante a la del Éxodo:

1- Yo soy Yahveh tu Dios, que te saqué de tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
2- No tendrás dioses ajenos delante de mí.
3- No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
4- No te inclinarás a ellas ni las servirás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
5- y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
6- No tomarás el nombre de Yahveh tu Dios en vano; porque Yahveh no dará por inocente al que tome su nombre en vano.
7- Guardarás el día de reposo para santificarlo, como Yahveh tu Dios te ha mandado.
8- Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;
9- mas el séptimo día es reposo a Yahveh tu Dios; ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva como tú.
10- Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Yahveh tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Yahveh tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo.
11- Honra a tu padre y a tu madre, como Yahveh tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Yahveh tu Dios te da.
12- No matarás.
13- No cometerás adulterio.
14- No hurtarás.
15- No dirás falso testimonio contra tu prójimo.
16- No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

Antes de continuar comentando estos mandamientos, hare la observación de que cuando Moisés bajaba vio al pueblo que estaba adorando al becerro de oro, enfadado rompió las Tablas.

Pero posteriormente, volvió a subir y pidió a Dios que perdonase al pueblo y sellase con él la alianza. Entonces, Dios pidió a Moisés que tomase dos planchas iguales y en ellas escribió los diez preceptos de la alianza.
En contradicción con el versículo 1, Dios ordena a Moisés escribir una alianza o pacto (versículo 27), que contiene otras cláusulas (Éxodo 34:10-28):

1- Y él contestó: He aquí, yo hago pacto delante de todo tu pueblo; haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra, ni en nación alguna, y verá todo el pueblo en medio del cual estás tú, la obra de Yahveh; porque será cosa tremenda la que yo haré contigo.
2- Guarda lo que yo te mando hoy; he aquí que yo echo de delante de tu presencia al amorreo, al cananeo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo.
3- Guárdate de hacer alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti.
4- Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera.
5- Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Yahveh, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es.
6- Por tanto, no harás alianza con los moradores de aquella tierra; porque fornicarán en pos de sus dioses, y ofrecerán sacrificios a sus dioses, y te invitarán, y comerás de sus sacrificios;
7- o tomando de sus hijas para tus hijos, y fornicando sus hijas en pos de sus dioses, harán fornicar también a tus hijos en pos de los dioses de ellas.
8- No te harás dioses de fundición.
9- La fiesta de los panes sin levadura guardarás; siete días comerás pan sin levadura, según te he mandado, en el tiempo señalado del mes de Abib; porque en el mes de Abib saliste de Egipto.
10- Todo primer nacido, mío es; y de tu ganado todo primogénito de vaca o de oveja, que sea macho.
11- Pero redimirás con cordero el primogénito del asno; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz. Redimirás todo primogénito de tus hijos; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías.
12- Seis días trabajarás, mas en el séptimo día descansarás; aun en la arada y en la siega, descansarás.
13- También celebrarás la fiesta de las semanas, la de las primicias de la siega del trigo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año.
14- Tres veces en el año se presentará todo varón tuyo delante de Jehová el Señor, Dios de Israel.
15- Porque yo arrojaré a las naciones de tu presencia, y ensancharé tu territorio; y ninguno codiciará tu tierra, cuando subas para presentarte delante de Yahveh tu Dios tres veces en el año.
16- No ofrecerás cosa leudada junto con la sangre de mi sacrificio, ni se dejará hasta la mañana nada del sacrificio de la fiesta de la pascua.
17- Las primicias de los primeros frutos de tu tierra llevarás a la casa de Yahveh tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.
18- Y Yahveh dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel.
19- Y él estuvo allí con Yahveh cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos.

Aunque los mandatos contenidos en Éxodo 34 son notablemente diferentes en cuanto a su centro de interés y expresión, algunos descartan la posibilidad de que la Biblia tenga varias versiones del Decálogo. Observan, apoyándose en Éxodo 34: 1,27-28 y Deuteronomio 10:1-4 las coincidencias siguientes:

a) Tanto en Éxodo 34, como en Deuteronomio 10, las tablas de piedra y los mandamientos de que se habla son los mismos.
b) En los dos libros Dios le dice a Moisés que Él será (Dios) el que escriba en las tablas de piedra.
c) En las dos versiones Dios afirma que escribirá las mismas palabras que estaban en las primeras.
d) En Deuteronomio 10 Moisés relata claramente que Dios fue el que escribió en las tablas de piedra, pero en Éxodo 34:27-28 no queda claro si Dios escribe o solamente dicta, porque el sujeto no es especificado en el último versículo. Puede alegarse que fue Dios mismo citando Éxodo 34:1 y Deuteronomio 10:4. (Sólo en la versión Reina-Valera 2000, se traduce que «el Señor escribió en las tablas las palabras del pacto, los Diez Mandamientos.»)

Según esta interpretación, de la que puede sospecharse que busca evitar reproches de contradicción y dudas sobre la autenticidad de la revelación, lo que Dios le mandó escribir a Moisés en Éxodo 34:27 no son los Diez Mandamientos, sino un conjunto de ordenanzas como muchas otras que contiene el Pentateuco y posteriormente Dios escribe nuevamente con su dedo en las tablas de piedra los mismos y únicos Diez Mandamientos, que no son los que se enumeran en el capítulo.

Bien, una vez hecha la aclaración continuemos…

Las discrepancias con el 2º y 4º mandamiento

Según la lectura literal de la Biblia, las principales discrepancias en este aspecto entre Protestantismo y Catolicismo Romano está en el Segundo Mandamiento, que prohibiría la realización de imágenes y su adoración; y el Cuarto Mandamiento "Acuérdate del sábado para santificarlo". La Iglesia Católico-Romana lo cambia por Santificar las fiestas y divide el décimo en 9º y 10º en su Catecismo.

La controversia histórica en el Judaismo sobre la circuncisión

Según la Encyclopaedia Judaica (Jerusalem: Keter publishing house limited; 1972. t. V, p. 571), el movimiento de los rabinos reformistas, nacido en Frankfurt en 1843 y todavía activo en los EE. UU., utilizó como argumento principal el hecho que "la circuncisión no fue ordenada a Moisés", o sea la ausencia del mandamiento de la circuncisión en los Diez Mandamientos para rechazar el Mandamiento dado a Abraham. Sin embargo, cuando las autoridades ortodoxas disputaron sus argumentos, los rabinos reformistas alemanes, después de veinte años, regresaron a la circuncisión.

Otros mandamientos bíblicos menos conocidos

El Éxodo, donde aparece el relato de los Diez Mandamientos de Moisés, es sólo uno de los libros de la Torá. Para los fundamentalistas que abogan por la aceptación literal de la Biblia, en los cinco libros del Pentateuco hay unos 600 mandamientos que seguir.
Así por ejemplo, los judios ortodoxos consideran pecaminoso el cocinar juntos carnes y productos lácteos, atendiendo a los dos versículos que lo prohíben expresamente: “No cocerás al cabrito en la leche de su madre” (Éxodo 23.19 y también 34.26).

Otros más del mismo género:

1) “No maldecirás a los dirigentes de tu país”.
2) “El que trate sin respeto a su padre o a su madre, muera sin remedio” (Éxodo 21.17).
3) “El que tenga relación sexual con un animal, muera sin remedio”.
4) “No hagas amistad con los habitantes del país que visites, no sea que lleguen a ser una trampa para ti. Más bien destruye sus altares, quiebra sus estatuas y corta sus árboles sagrados” (Éxodo 34.12-13).

Muchos fundamentalista afirman que estos no son mandamientos, sino leyes escritas por la sociedad judía de la época. Otros afirman que muchas de estos mandamientos fueron completados por los judíos, al afirmar que los gobernantes de cada época fijaban la pena para cada violación a los mandamientos; de esta manera, el mandamiento "amarás a tu padre y a tu madre", fue completado como, "El que trate sin respeto a su padre o a su madre, muera sin remedio" (Éxodo 21.17).

.......................................................Decálogo de Jekuthiel Sofer, 1768
..................................................Bibliotheca Rosenthaliana, Amsterdam

Divergencias morales sobre los mandamientos

Para muchas personas, principalmente ateos, humanistas y deístas, es inaceptable la creencia de los judíos y cristianos de que los Diez Mandamientos son una fuente insuperable de enseñanza moral y ética. Encuentran problemática la reducción de la mujer al papel de posesión del hombre, la condonación implícita de la esclavitud y en otros mandamientos bíblicos la imposición de la pena de muerte a quienes mantengan relaciones homosexuales, entre otros ejemplos. Estos textos están presentes en la forma no popularizada de los mandamientos. Citemos algunos:

1) “Si el esclavo tiene esposa (que fue dada por el patrón), luego de seis años el esclavo quedará libre pero la esposa y los hijos que haya tenido con ella serán del patrón” (Éxodo 21.4).
2) “Si el esclavo dice: «Estoy bien con mi patrón, no quiero la libertad», el dueño lo llevará ante Yahvéh y acercándolo a los postes de la puerta de su casa le agujereará la oreja con su punzón y este hombre quedará a su servicio para siempre” (Éxodo 21.5-6).
3) “Si un hombre vende a su hija como esclava, ésta no podrá recuperar su libertad como la recuperan los esclavos varones” (Éxodo 21.7).
4) “Cuando dos hombres se estén peleando y la esposa de uno de ellos venga a rescatar a su esposo de manos de su atacante, si la mujer le hiere los genitales al otro hombre, tú le cortarás a ella la mano. No le tendrás compasión.”. (Deuteronomio 25.11-12).

Muchos judíos y cristianos justifican estos mandamientos como leyes culturales sin origen divino (al contrario de los diez mandamientos). Afirman que estas leyes existen debido a que las culturas antiguas solían sobreponer la figura del hombre sobre la mujer. Algunos teólogos concuerdan en que las penas por violar estos mandamientos eran fijadas por la sociedad judía, mientras que los mandamientos eran dictadas por los profetas que supuestamente hablaban en nombre de Dios.
En realidad, los Diez Mandamientos engloban los principios comunes para toda la humanidad. Los filósofos y teólogos escolásticos del medioevo, como santo Tomás de Aquino y san Buenaventura, sostienen que todos los mandamientos son parte de la ley natural y, por consiguiente, aprehensibles para todos los seres racionales. Ambos alegaron que Dios reveló los mandamientos a Moisés para recordar a la humanidad sus obligaciones, olvidadas con facilidad por causa del pecado original. En realidad, se hacían eco de una idea similar expresada por los primeros padres de la Iglesia, como Tertuliano y Agustino, que manifestaron que los mandamientos ya habían sido grabados en el corazón humano antes de ser escritos sobre tablas de piedra.
Es posible hallar amplias secciones del Decálogo en las leyes de otros pueblos de la antigüedad. Por ejemplo, en la religión egipcia, eran de obligado cumplimiento determinados preceptos (las prohibiciones de robar, matar y comportarse de forma injusta) para entrar en el templo de Osiris, diosa y sacerdotisa de los muertos.