Secretos y misterios en torno al cerro Uritorco





Antonio Las Heras (ARGENTINA)






Uritorco es el monte más elevado de la cadena llamada Sierras Chicas, situado en el Valle de Punilla, mediterránea provincia argentina de Córdoba. Su altura es de casi 1.800 metros sobre el nivel del mar.

Hay diversas opiniones sobre el origen del nombre del cerro. Lo más probable es que sea resultado de la deformación de la expresión “cerro de los loros.”


Jorge Suárez era secretario de Prensa y Turismo de Capilla del Monte y fue quien dio a difusión la noticia de la aparición de la misteriosa huella en el faldeo del Cerro Pajarillo.


Para los románticos hay una leyenda nativa. Dice que un joven de nombre Uritorco concedió su amor a Calabalumba, hermosa hija de un cacique hechicero. Debieron huir, pero el padre los persiguió hasta acorralarlos. Convirtió al muchacho en cerro y a su hija en río; un río de lágrimas eternas que brota del lecho de piedra de la montaña, y lleva el nombre de Calabalumba. Para la cosmovisión indígena, el cerro Uritorco y el río Calabalumba eran seres vivientes y tenían carácter sagrado.

Si bien es cierto que tanto el Uritorco como Capilla del Monte – el pueblo que se extiende en las cercanías – alcanzaron fama a partir de 1986 tras la extraña aparición de una huella (tema al que nos referiremos luego) también es verdad que abundaban los misterios en esa región desde muchísimo antes.


                              El autor en la estancia "El Carrizal"

Cuando se afincaron los primeros pobladores, allá por el Siglo XVI, se hicieron conocidas las noticias sobre extraños objetos voladores, luminosos, que solían aparecer en la zona. Ya los pueblos originarios; sobre todo los comechingones, que habitaron estas tierras en tiempos prehispánicos, consideraban al Uritorco la “morada de los dioses” habida cuenta de los extraños sucesos que sus historias y leyendas trasmitían de generación en generación, todas ellas vinculadas a fenómenos lumínicos y aéreos o bien referían a seres antropomorfos y desconocidos que solían verse caminando por la sierras para desaparecer de forma imprevista, por lo que suponían que eran residentes de las profundidades de la tierra. Este tipo de afirmaciones ha continuado en el tiempo y, aún hoy, hay pobladores en Capilla del Monte que afirman haber sido testigos de tales hechos. A punto tal que las autoridades – tanto municipales como policiales – admiten la desaparición de algunas personas que habiendo iniciado el ascenso al cerro nunca más fueron encontradas. De la misma manera que hay, al menos, un caso de una persona – una mujer – que regresó tras permanecer desaparecida en el cerro en inexplicables condiciones teniendo que ser asistida por varios días en el hospital de Capilla del Monte. Jorge Suárez hace un pormenorizado relato de este hecho en su libro “Luces sobre el Uritorco.” A su manera, hay relaciones entre estos acontecimientos y lo sucedido en Australia en el Día de San Valentín del año 1900, referido por Joan Lindsay en su novela Picnic at Hanging Rock  (1967) llevada al cine por el brillante Peter Weir.  Un acontecimiento que igualmente se encuentra en esa tenue frontera entre lo histórico, lo legendario, lo mítico y lo fantástico.


Recorriendo las tierras arenosas de la estancia El Carrizal, a 20 km. al norte de Capilla del Monte, donde el terreno aumentó la temperatura sin encontrarse explicación hasta el momento.
Al menos al momento de efectuar la investigación la brújula que lleva el doctor Las Heras no señala alteraciones en el campo magnético del lugar

Los comechingones mismos son un misterio. Se extinguieron a poco de la llegada del europeo, quedando poca información. Empero puede tenerse certeza que su fisonomía no era la usual de los nativos, sino que se trató de personas altas, de cabellos rubios, largas barbas espesas y piel blanca. Lo que ha llevado a sostener a algunos antropólogos – como el Dr. Guillermo Terrera, de quien tuvimos la fortuna de ser alumnos – que los comechingones eran descendientes de europeos llegados a América siglos antes que Colón. Tal vez provenían de aquellos vikingos que solían desembarcar en las costas atlánticas americanas, tan bien investigados por otro de nuestros maestros, el Dr. Jacques de Mahieu. O, quizás, siguieran el linaje de los miembros de la Orden del Temple que en el Siglo XIII partieron del puerto de La Rochelle (Francia) llevando los tesoros templarios en aquella brusca huida tras la persecución desatada por Felipe, el Hermoso, rey de Francia.

Por eso no es extraño que, en días recientes, se haya insistido en la posibilidad de que el Santo Grial (sea lo que éste realmente fuere) se encontrara depositado en alguna de las grutas de las entrañas del Uritorco. Aquel objeto sagrado podría haber sido traído, para mantenerlo a resguardo, sea por los Templarios como por el grupo de Caballeros de la Mesa Redonda encabezado por Parsifal.
Investigando en detalle, un conjunto de morteros - presuntamente confeccionados por los comechingones - que se encuentran tallados en una enorme roca enclavada al suelo. El sitio está muy próximo al Uritorco y, al parecer, la disposición de los morteros encuentra relación con posiciones astronómicas

La presencia templaria en la zona no es una cuestión menor toda vez que – como lo ha demostrado nuestro amigo e Indiana Jones argentino Gustavo Fernández – la famosa “capilla” que da nombre al pueblo – Capilla del Monte – tiene todas las características de una iglesia templaria tanto en lo que hace a su arquitectura como a los simbolismos que en ella pueden verse. Este edificio es del Siglo XX; pero fue erigido donde se encontraba la original siguiendo los trazados de aquella. ¿Qué hace una iglesia templaria tan próxima al Uritorco donde, precisamente, las leyendas recuerdan que permanece guardado el Santo Grial?


El autor situado en la ladera del cerro Pajarillo, exactamente donde fue hallada la huella misteriosa. En ésta visita, hecha 20 años después de ocurridos los hechos, todavía podían encontrarse importantes vestigios

Entramado con estos temas, nace la historia de Erks, una ciudad espiritual – al estilo de Shamballa o Agharta – edificada bajo las profundidades de este cerro, cuyas entradas son invisibles para quienes no han transmutado su espíritu dando lugar al Hombre Nuevo; es decir aquel que tiene todas sus potencialidades espirituales desarrolladas.  No todos acuerdan en que Erks sea sólo una “ciudad espiritual.” Para muchos investigadores se trata de un lugar de existencia concreta, perceptible. Basan sus ideas en el hecho que, desde tiempos anteriores a Colón hay referencias a ruidos que se oyen en el Uritorco al parecer procedentes de las extrañas de la montaña. Ruidos que, en la actualidad, pueden compararse con los que emitirían grandes maquinarias funcionando. Sobre todo en las noches. Los científicos “políticamente correctos” admiten la comprobada existencia de tales sonidos, pero los explican diciendo que se trata de “acomodamientos del suelo rocoso, producto de la contracción y dilatación que sucede por las variaciones de temperatura entre el día y la noche.”


Uno de los árboles cuya corteza, ramas y hojas fueron afectados por lo que parecen haber sido emanaciones de origen desconocido causadas por el ovni que también provocó la Huella del Pajarillo 

Para aumentar el enigma, en 1934 fue extraído un objeto lítico que Guillermo Terrera – cuando lo vio, décadas más tarde – no dudó en llamarlo “Bastón de Mando.” Hay quienes afirman que fue Orfelio Ulises (un seudónimo seguramente) quien tras un viaje iniciático de ocho años por el Tíbet, accedió a información secreta que había en los milenarios monasterios. En contacto con los grandes lamas éstos le habrían instruido sobre misterios de una piedra sagrada por lo que decidió realizar un peregrinaje a Sudamérica donde fue guiado telepáticamente por los monjes hasta el lugar donde encontraría finalmente el Bastón de Mando o Piedra de la Sabiduría.  La pieza encontrada está tallada, es de 1,10 metros de largo, roca basáltica pulida, color negra  Es una obra única, diferente a todas las halladas en cientos de kilómetros a la redonda, que al parecer pertenece a la cultura comechingona y cuya finalidad sería la de utilizarlo en rituales de Alta Magia Blanca.


                         Investigando en la zona de EL CARRIZAL

De los comechingones han quedado morteros (perforaciones circulares o cónicas realizadas en la roca con profundidades no mayores a los 30 cm.) que abundan en diferentes zonas cercanas al Uritorco. Eran empleados en ritos mágicos y sagrados. Hemos tenido la oportunidad de investigar con detenimiento muchos de ellos. No se han perdido, destruido, ni fueron robados por estar horadados en la piedra misma. De acuerdo a los estudios que realizamos hemos constatado que si bien no hay dudas que – como hicieron todos los pueblos de América habitantes de regiones montañosas – estos morteros fueron utilizados para moler granos, su disposición concuerda con las de la Luna, el Sol, ciertas estrellas, posiciones solsticiales y de equinoccios y, tal vez, también planetarias. Lo que no es extraño, puesto que par los pueblos originarios hay una relación íntima entre la alimentación humana y las bendiciones divinas.

Durante las primeras décadas del Siglo XX la zona cercana al Uritorco se transformó en el lugar de vacaciones de verano de las familias adineradas que residían en Buenos Aires y otras metrópolis de la Argentina. No hay forma de determinar por qué fue así. Al parece dicha moda se impuso debido a que los científicos aseguraban que el aire del lugar era de los mejores del mundo e, inclusive, tenía poderes curativos. Entonces grandes mansiones fueron construidas; alguna todavía puede verse hoy y llenan de asombro. Son verdaderos palacios. En una de las cuales – se afirma – pasó sus vacaciones uno de los miembros de la familia Rockefeller. ¿Qué fue a hacer allí? También tuvo su casa de veraneo el artista de teatro y cine más célebre de la primera mitad del Siglo XX tanto en Argentina como internacionalmente. Enrique Muiño, protagonista de los films antológicos – elogiados por personalidades como Federico Fellini – “La Guerra Gaucha” y “Su Mejor Alumno.”  Muiño se recluía largas temporadas en su casa rodeada de inmenso campo desde la cual se veía el Uritorco en toda su magnitud. No sólo era un actor destacado. Fue un insigne Maestro Masón. ¿Qué lo llevó a hacer su casa de verano en ese lugar? ¿Por qué aislarse allí y no en otra zona? Hoy ya ni siquiera es posible investigar aquella casona pues quedó cubierta por las aguas del lago nacido por la edificación de un dique. En recuerdo a aquella presencia, el único cine de Capilla del Monte lleva su nombre: “Enrique Muiño.” Allí nos ha tocado dar conferencias varias veces, asombrándonos el gran tamaño de la sala con unas mil butacas.


                  Corteza de árbol afectada tras la aparición del ovni.

El primer explorador místico del Uritorco fue un médico nacido en Grecia en 1925 y llegado a la Argentina en 1950. Se trata de Ángel Cristo Acoglanis, médico, también conocido por su nombre místico: Sarumah. Después de haber estado un tiempo radicado en ciudad de Rosario, a la vera del río Paraná, en la provincia de Santa fe (Argentina)  Acoglanis – quien  afirmaba haber aprendido en los Montes del Tibet las técnicas antiquísimas de imposición de manos para curar a los enfermos – se trasladó a Capilla del Monte. Recorrió la zona de la sierra del Pajarillo (contracción de “Pajar Amarillo” y no de “Pajarito Amarillo”, ni “El Pajarillo” como suelen confundirse muchos) y el área conocida como Valle de los Espíritus igualmente conocido como Valle del Silencio, un claro en el terreno rodeado de vegetación y algunas grutas, donde muchos deciden acampar. Organizaba – cual si fuera un sacerdote – ceremonias nocturnas las noches de plenilunio. Utilizaba para cantar salmos e himnos espirituales el idioma sánscrito, la que se conoce como la madre de todas las lenguas y principalmente el lenguaje utilizado para las escrituras más sagradas del mundo Oriental.

La muerte de Acoglanis/Sarumah está envuelta en el misterio. Sucedió en su consultorio de la ciudad de Buenos Aires cuando el 19 de abril de 1986 cuando su amigo Rubén Antonio (hermano de Jorge Antonio, el financista internacional famoso por su estrecha relación con el tres veces presidente de la Argentina, Gral. Juan Domingo Perón) disparó un pistolón. Acoglanis cayó en medio de un charco de sangre. Rato después el asesino se entregó a la policía federal diciendo: “acabo de matar a un brujo y me siento muy aliviado.”  Rubén Antonio fue declaro insano por la Justicia y tiempo más tarde se suicidó. Hasta el momento se desconocen las verdaderas causas del homicidio en el que – precisamente – participaron dos de las personas que se ocuparon de darle fama a Capilla del Monte y el cerro Uritorco.

 Más lo que brindó fama definitiva a nivel internacional al cerro Uritorco y a Capilla del Monte, fue un hecho sucedido a unos kilómetros de allí, en la noche del 8 al 9 de enero de 1986. Una de las laderas del cerro Pajarillo – situado en la Quebrada de la Luna – amaneció con una extraña y repentina marca – gigantesca – evidenciando haber sido sometida a elevada temperatura. La huella era de 122 metros de largo por 64 metros de ancho. Nosotros – que hemos recorrido el sitio – tenemos plena certeza de lo complejo que es llegar hasta esa altura y, además, desplazarse, pues las zarzas, la maleza y las piedras desprendidas hacen lo suyo para el avance. Explicamos esto pues ha habido quienes sostuvieron que la huella es producto de un incendio intencional hecho con fines de publicidad turística, realizado con kerosene u otro combustible. ¡Nos gustaría ver a quienes proponen este desatino caminando por la ladera del Pajarillo transportando bidones y en plena calurosa noche! Es tan fácil hacer suposiciones desde atrás de un escritorio…

Además hubo dos testigos – Gabriel Gómez, entonces de 11 años de edad y su abuela Esperanza Gómez, ya fallecida – quienes desde su casa en las proximidades del lugar comprobaron el desplazamiento de un ovni en horas de la noche.

La cuestión es que el inusual fenómeno también afecto a los árboles – algunos son sauces – que están en el perímetro de la humilde casa de los Gómez. Las hojas fueron tornándose amarillas en pleno verano y la corteza de los troncos desprendiéndose, tal como lo pudimos constatar en nuestras investigaciones personales. Algo afectó a aquellos añosos árboles, algo a lo que fueron expuestos aquella noche del 8 de enero de 1986.

Al recorrer nosotros la zona marcada, constatamos – por los restos encontrados – que en lugar de exhibir despojos de una quemazón provocada por fuego, por llamas, brinda toda la impresión de que vegetales y rocas fueron afectados por la exposición a una fuente calórica sin emisión de fuego o llamas. El fenómeno pudo ser conocido por la prensa merced a los buenos oficios del entonces Secretario de Prensa y Turismo de la Municipalidad de Capilla del Monte, Jorge Suárez quien, tras la constatación de estos hechos decidió dedicar su vida al estudio y difusión del fenómeno ovni, sobre todo en lo que hace a hechos relacionados con la zona del Uritorco.

Pero lo misterioso en torno a esta famosa “Huella del Pajarillo” no concluye allí.  Porque en agosto de ese mismo 1986 un gran incendio se extiende por todo el faldeo montañoso, atravesando la Huella del Pajarillo. Pero, entonces, ¡sorpresa!: la huella en toda su extensión permaneció intacta, como si estuviera a protección del fuego que sólo pudo llegar a su perímetro. ¿Cómo explicarlo? Lo que estaba dentro de la huella seguía siendo tan combustible como lo exterior…

Seis años más tarde, desde la ruta – por entonces sin asfaltar – que pasa a varios kilómetros, la huella todavía era visible con nitidez. Ya no se trataba de una marca elipsoidal oscura sino amarillenta. Igual nítida, precisa. Un hecho como no ha habido otro igual que se conozca hasta hoy en el mundo.

En setiembre de 1991 acontece otro hecho extraño. Esta vez a unos veinte kilómetros de Capilla del Monte y próximo a la Ruta Nacional Nº 38 que conduce a Capilla del Monte. Es en la estancia El Carrizal. Allí, en un sector conformado por tierra muy arenosa, también de manera casual un campesino advierte que el suelo tiene una temperatura tan elevada “que quema la piel y destruye las botas.” Un pequeño terreno de unos doce metros de diámetro, en efecto, tenía una temperatura promedio de 340º (grados centígrados).  El hecho llevó a que dos vecinos terminaran con quemaduras de tercer grado y tomó inmediato estado público, concurrieron periodistas de los principales medios nacionales y, hasta, algunos internacionales; se dio intervención a especialistas de la Universidad Nacional de Córdoba, prestigiosa y antigua casa de altos estudios argentina. El fenómeno quedó constatado. Desapareció tan pronto como se hubo manifestado cuando Luis Bartolli, jefe de Bomberos decidió vaciar dos camiones de agua para conculcar el peligro. A nuestra llegada pudimos caminar sin dificultad ni protección especial alguna en el sector antes candente, comprobando la existencia de una hendidura – o depresión, a manera de cráter – de algunos centímetros de profundidad y que el suelo estaba compuesto casi exclusivamente por arena muy fina y seca, de esa que se escurre entre los dedos al tomarla. Nunca más volvió a suceder. Una vez más hubo quienes sostuvieron que se trató de un fraude intencional, otros que era el producto del aterrizaje de un VED (vehículo extraterrestre dirigido), que fue el impacto de un meteorito y muchas otras posibilidades más. No hubo forma de conocer la causa de lo acontecido.

En tanto, todos los meses, hay nuevas noticias de apariciones de ovnis tanto en las proximidades del Uritorco como sobre el cerro mismo. Con las nuevas tecnologías se han sumado curiosas fotos y algunas filmaciones. La gran mayoría exhiben masas amorfas de luz desplazándose en el firmamento. Ovnis. Objetos voladores no identificados. Hasta allí puede decirse. Y se trata de sucesos reiterados en el tiempo. Hay noticias del Siglo XIX, de todo el XX. Luces que aparecen y desaparecen ante los ojos de asombrados testigos; muchos de los cuales jamás antes habían pensado en visitantes cósmicos, dioses voladores o cosas que se les parezcan.

Algunos asuntos están fehacientemente constatados. La zona sufre perturbaciones magnéticas con frecuencia. Están anotadas en los mapas aéreos y se recomienda no sobrevolar por allí. El Uritorco está conformado principalmente por granito, uranio, mica y cuarzo. Energía pura. Es natural que el cerro emane – por decirlo de esa manera – fluorescencias y que éstas se disuelvan o resulten absorbidas por la tierra. Pero aún así hay demasiados secretos y misterios en torno al cerro Uritorco.



ALGUNOS DATOS SOBRE EL AUTOR:
Licenciado en Periodismo y Comunicaciones (U.A.J.F.K.) Licenciado en Parapsicología (Instituto La Salle), habiendo completado la formación en Parapsicología con el sacerdote jesuita Enrique Novillo Paulí en la Universidad del Salvador. Es Doctor en Psicología Social egresado de la Universidad Argentina John F. Kennedy, casa de altos estudios que en 1998 lo distinguió con la máxima condecoración académica que esa universidad otorga – la Gran Cruz Kennedy – por sus “investigaciones originales en Parapsicología y Psicología Junguiana”. Posteriormente obtiene el doctorado en Metafísica por la Universidad Metafísica de La Florida, Estados Unidos. Durante años ejerció la cátedra universitaria.
Desde siempre interesado por lo paranormal, a sus 20 años consigue publicar su primer libro Verdad y Leyenda de los grandes cometas.
Al poco tiempo publicó el primero de lo que sería una amplia gama de libros sobre la temática ovni: Informe sobre los visitantes extraterrestres y sus naves voladores, luego Parapsicología y ovnis, ambas en Editorial Rodolfo Alonso, seguido por La clave de los ovnis, Schapire Editor y un libro que catapultó al joven Antonio hacia la fama, producto de sus estudios, investigaciones, viajes y encuentros con hombres que viajaron al espacio: OVNIS: Documentos de los astronautas (Editorial Nebai.)
Y más tarde publicaría también Encuentros extraterrestres del tercer tipo (Editorial Rodolfo Alonso) y El enigma Tunguska (Nowtilus).
Editorial Planeta publica en 2002 otro texto impactante que generó mucha controversia; nos referimos a Presencia extraterrestre, de los ovnis a las vacas mutiladas.
En enero de 2003 recibe un importante reconocimiento gubernamental por su labor. La Municipalidad de Capilla del Monte – el pueblo situado en las faldas del Cerro Uritorco (provincia de Córdoba) – le entrega un diploma "en reconocimiento por su constante aporte al estudio del fenómeno ovni."
En 2004 recibe – en un acto realizado en el auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional, el Premio Raíces a la Trayectoria, por sus 32 años ininterrumpidos de trabajo como escritor.


• Publicado con permiso del autor