El primer planeta potencialmente habitable

Su nombre es Gliese 581 g, y se encuentra a tal distancia de su estrella que recibe la energía suficiente como para tener agua líquida y, de esta forma, sustentar la vida. Sus descubridores aseguran que "hay un 100 por cien de probabilidades de que exista vida".

30 septiembre 2010 - Esta vez, la cosa parece ir más en serio que nunca hasta ahora. De hecho, ninguno de los más de 500 planetas extrasolares descubiertos hasta el momento reúne las excepcionales condiciones que se dan en Gliese 581g, un mundo que tiene tres veces la masa de la Tierra (suficiente para sustentar una atmósfera) y que se encuentra justo en el centro de la zona de habitabilidad de su estrella, es decir, dentro de la estrecha franja orbital que permite la existencia de agua en estado líquido.

El hallazgo, que puede marcar un antes y un después en la búsqueda de «nuevas Tierras», acaba de ser anunciado por un equipo de astrónomos de las Universidades de California y Santa Cruz y del Instituto Carnegie de Washington y será publicado próximamente en Astrophysical Journal. Si los datos se confirman, el nuevo mundo sería el más parecido al nuestro de todos los que se han descubierto hasta ahora. Tanto, que podría albergar agua y reunir las condiciones necesarias para ser habitable.
Sin embargo, el mero hecho de que Gliese 581g sea considerado capaz de sustentar vida no significa necesariamente que sea un lugar agradable para vivir en él. La habitabilidad de un planeta depende de numerosos factores, y las variables necesarias pueden variar mucho de una a otra zona dentro de un mismo mundo.
Sin ir más lejos, aquí, en la Tierra, existen numerosos entornos en los que, a pesar de que existe la vida, los seres humanos no podrían vivir. Lo realmente importante de Gliese 581g es que reúne, por primera vez, las dos condiciones más importantes que se consideran necesarias para que la vida pueda existir: la posibilidad de agua en estado líquido y la presencia de una atmósfera que retenga los gases necesarios.
El nuevo planeta se encuentra a 20 años luz de la Tierra, alrededor de una estrella, Gliese 581, muy bien conocida por los cazadores de planetas. De hecho, con éste ya son seis los mundos descubiertos en órbita de esta enana roja.
Los hallazgos se basan en el análisis de once años de observaciones del observatorio Keck, en Hawaii. Para Paul Butler, del Instituto Carnegie, la combinación de nuevas técnicas y grandes telescopios terrestres sigue liderando claramente la revolución de los exoplanetas. «Ahora -afirma el astrónomo- el único límite a nuestra capacidad para encontrar mundos potencialmente habitables es el tiempo que tengamos asignado el telescopio».
En realidad, son dos los nuevos planetas que el equipo de astrónomos ha descubierto alrededor de Gliese 581, lo que eleva a seis el número total de mundos que orbitan esta enana roja. Pero el más interesante es, sin duda, el «g», con una masa entre tres y cuatro veces la de la Tierra y un periodo orbital de 36,6 días. Su masa indica que, con toda probabilidad, se trata de un mundo rocoso, como el nuestro, con una superficie bien definida y con una gravedad suficiente para retener su propia atmósfera.

Planetas cercanos

No es la primera vez que se anuncia el descubrimiento de un mundo potencialmente habitable alrededor de esta pequeña estrella. En efecto, otros dos planetas de este sistema se encuentran en las fronteras mismas de la zona de habitabilidad de Gliese 581 y suscitaron, al ser descubiertos, el entusiasmo de la comunidad científica.
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Sin embargo, ninguno de los dos ofrece plenas garantías: uno de ellos (el planeta «c») está en el «borde caliente» (más próximo a la estrella) de la zona habitable; y el otro (el planeta «d»), se encuentra en el «borde frío». Ambos, por lo tanto, ofrecen a los científicos dudas más que razonables sobre sus condiciones de habitabilidad.
Pero el caso del planeta recién descubierto es muy diferente: «g» está justo en medio de la zona de habitabilidad. En nuestro propio Sistema Solar, el centro de la zona habitable está ocupado por la Tierra, y las fronteras caliente y fría por Venus y Marte, respectivamente. El primero es un planeta tórrido, el segundo un mundo helado. En Gliese 581, explica Vogt, «tenemos planetas en los dos lados de la zona habitable, uno demasiado frío y otro demasiado caliente, y ahora tenemos uno justo en el medio, que es lo correcto».
Noche perpetua
Otra peculiaridad del nuevo mundo es que, debido a las fuerzas de marea y a la distancia a la que se encuentra de su estrella, es más que probable que muestre siempre la misma cara a su sol, de la misma forma en que la Luna muestra siempre la misma cara a la Tierra. Lo cual significa que la mitad del planeta vive permanentemente de día y la otra mitad está sumida en una noche perpetua.
Los investigadores estiman que las temperaturas medias de Gliese 581g oscilan entre los -31 grados en el lado oscuro y los -10 en la cara iluminada. Y para Vogt, la zona más favorable para la vida de todo el planeta es precisamente la que está a ambos lados de la línea que separa la luz de la sombra (llamada «terminador»), con temperaturas que van disminuyendo a medida que nos acercamos a la zona nocturna y que van aumentando al acercarse a la zona diurna.

Muchos más como éste

«Nuestros hallazgos -asegura Steven Vogt, profesor de Astronomía y Astrofísica de la Universidad de Santa Cruz- suponen un caso muy convincente de planeta potencialmente habitable. Y el hecho de que hayamos sido capaces de detectar este planeta tan rápidamente y tan cerca de nosotros nos dice que los mundos como éste deben ser realmente comunes».
«Cualquier forma de vida tendría un amplio rango de climas estables para elegir dónde asentarse», opina Vogt.

«¿Quién llama desde Gliese581?»

Hace dos años el astrónomo Ragbir Bhathal del proyecto SETI observó una señal similar a un láser procedente de la zona de Gliese 581, donde se encuentra el primer planeta habitable, recientemente descubierto.
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2 octubre 2010 - Para añadir más interés a este extraordinario descubrimiento, hace dos años el Dr. Ragbir Bhathal, científico de SETI Australia -la institución encargada de buscar señales de posibles inteligencias extraterrestres en el universo- detectó una señal extraña procedente de la zona en la que se encuentra la estrella Gliese 581, apodada la zona "Goldilocks" (rizos de oro).
Esta información fue publicada el año pasado, antes de que se descubriera que esta estrella tiene un sistema orbital que favorece el desarrollo de la vida como la conocemos.
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El astrónomo Ragbir Bhathal de la Universidad de Sidney había sugerido a SETI que en la búsqueda de inteligencia extraterrestre lo que se debía esperar era un patrón regular de rayos láser, que se pudiera distinguir del ruido de fondo. Después de su hallazgo en diciembre de 2008, Bhathal, siguió buscando una nueva señal que confirmara la que había observado -una señal similar a un láser con un pico en su patrón de emisión- pero esta no llegó.
Sin embargo, a la luz del nuevo descubrimiento, la posibilidad que esta señal no haya sido un "ruido de fondo" se hace más grande.
Una excitación inédita se ha generado por el descubrimiento de este planeta, el Dr. Steven Vogt de la Universidad de California, en Santa Cruz, que realizó el estudio dijo que está "100% seguro" de que existe vida en Gliese 581 g, una confianza que para algunos podría parecer exagerada.

Fuentes: «El País.com» «ABC.es» «El Mundo.es» «Publico.es» Agencia EFE

SETI detecta un pulso láser

Mayo 2009 - Después de haber pasado más de 20 años intentando detectar alguna señal extraterrestre inteligente, SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence) parece haber logrado su objetivo: un misterioso pulso láser ha sido registrado, emergiendo del estruendoso azar del cosmos. Este es el tipo de evento que hemos estado buscando durante décadas, y todo parece indicar que “alguien muy inteligente” está enviando un mensaje.
Ragbir Bhathal, un astrofísico de la Universidad de Western Sydney, detectó en diciembre de 2008 una señal láser proveniente del espacio. Bhathal trabaja en las instalaciones australianas de SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence), la organización que realiza una búsqueda de inteligencia extraterrestre mediante radiotelescopios.
Parece que la cautela es una de las mayores virtudes de este científico, ya que en lugar de salir corriendo para informar del hecho a la prensa prefirió pasar casi cinco meses investigando si no había alguna clase de error en los instrumentos, si no se trataba de algún fenómeno físico corriente o era simplemente “ruido aleatorio” procedente del espacio. Una vez descartados todas las fuentes conocidas posibles, Ragbir Bhathal ha dado a conocer su hallazgo.
“La NASA utiliza láseres para comunicarse en el espacio, así que no es tan descabellado imaginar que una civilización extraterrestre podría usarlos también”, dice. Enviar una señal láser hacia una región en particular del espacio es tan sencillo que casi podríamos hacerlo hoy en día, agrega Paul Horowitz, profesor de física en la Universidad de Harvard.
Por ejemplo, el láser NOVA del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (California), utilizado en experimentos de fisión nuclear, es capaz de producir más de mil millones de vatios de luz láser durante una pequeñísima fracción de segundo. Si reflejásemos ese haz en un espejo de 10 metros como el existente en el telescopio Keck de Hawai, podríamos emitir una luz 5.000 veces más brillante que el Sol hacia donde quisiéramos. Tenemos que asumir que ET también es capaz de hacer algo así.

Fuente: «The Australian»

Hallan 140 planetas que pueden ser parecidos a la Tierra

No es la primera vez que se filtran datos concernientes a las averiguaciones de las cámaras de la Kepler. El pasado junio, salía a la luz el hallazgo de indicios de 700 nuevos planetas, lo que duplicaría el número de exoplanetas que conocemos.

17 agosto 2010 - Los resultados de la investigación no iban a ser revelados hasta el próximo mes de febrero, cuando todos los datos hubieran sido contrastados y las conclusiones fueran todo lo irrefutables que una conclusión científica puede ser, pero algunos astrónomos de la NASA, quizás movidos por la impaciencia, no saben guardar un secreto.
Dimitar Sasselov, uno de los investigadores responsables de la sonda Kepler, ha anunciado en la conferencia anual TEDGLobal que el ingenio espacial ha detectado fuera del Sistema Solar aproximadamente 140 planetas «similares a la Tierra», es decir que tienen un radio menor que el doble del radio de nuestro planeta.




Se trata de candidatos, no de exoplanetas confirmados, y gran parte de las observaciones pueden ser falsos positivos. Además, ¿y si no se parecieran a la Tierra más que en su tamaño? Con todas las precauciones, y aún poniéndonos en lo peor, el descubrimiento promete y abre un sólido camino en la búsqueda de otra «bola azul» -o algo parecido- que reúna condiciones para la vida, tal y como la conocemos ahora.
No es la primera vez que se filtran datos concernientes a las averiguaciones de las cámaras de la Kepler. El pasado junio, salía a la luz el hallazgo de indicios de 700 nuevos planetas, lo que duplicaría el número de exoplanetas que conocemos. De estos mundos, 400 parecían tener las dimensiones de la Tierra o de Neptuno y, posiblemente, sea a estos a los que se refiera el grupo más pequeño anunciado por Sasselov. Entonces, como ahora, la noticia llegó no de forma oficial, sino por publicaciones y comentarios individuales de los investigadores. La NASA no se pronunció sobre el asunto, un mutismo que, en principio, no cambiará hasta febrero de 2011.
Tendremos que atenernos a las palabras de Sasselov, de la Universidad de Harvard, que, según recoge Science Insider, mostró en un gráfico 265 supuestos planetas de los que aproximadamente 140 tenían la etiqueta de «similares a la Tierra». «Los planetas pequeños son los que dominan el paisaje», señaló. Este tipo de mundos son muy difíciles de encontrar en comparación con los gigantes gaseosos como Júpiter.

60 candidatos fiables

Con mayores observaciones, la mitad de estos planetas podrían quedarse en decepciones y otros muchos podrían ser, en efecto, de nuestro tamaño, pero orbitar tan cerca de su estrella que se parecerían más a un infierno que a nuestro planeta. Con todas esas negativas, el científico cree que unos 60 candidatos pueden llegar hasta el final y ser similares a la Tierra, una cifra nada desdeñable. .

La sonda Kepler partió en marzo de 2009 hacia una lejana zona de la Vía Láctea en busca de planetas rocosos similares a la Tierra, donde pueda encontrarse agua en forma líquida, el ingrediente fundamental de la vida. En junio, recogió datos científicos sobre más de 156.000 estrellas en las constelaciones de Cygnus y Lyra, algunas de ellas más estables y otras muy violentas y peligrosas. Su trabajo consistía en analizar los cambios de brillo ante las estrellas, «chivatos» de la existencia de un planeta en órbita. Su trabajo, muy fructífero, puede revolucionar el mundo de la astronomía.

Fuente: «ABC.es»