El Etemenanqui



El mito de este zigurat podría ser algo más que una leyenda bíblica, ya que habría sido una auténtica y enorme torre en donde esclavos de diferentes lugares llegaron para alcanzar los dominios de los dioses en las alturas.
Contaba Heródoto, que lo había visto con sus propios ojos, que en sus tiempos aún quedaban en pie ruinas de aquel maravilloso templo... En el mismo lugar donde se desencadenó a comienzos de los noventa "la madre de todas las batallas" y en donde, hoy día, se siguen originando una hilada de conflictos en los que se confunde la religión con el oro negro y el dinero.
Decía la historia, de la que él se hizo eco, que fue Jerjes quien lo destruyó. Y que  ejecutó la salvajada en el año 479 a.C.
Mientras estuvo en pie, el Etemenanqui, el templo dedicado al dios Marduk en la ciudad de Babilonia en el siglo VI a. C. de la dinastía caldea, y cuyo nombre significa "casa en donde se funden el cielo y la tierra" fue una de las grandes joyas arquitectónicas de Mesopotamia. Originalmente de siete pisos de altura, pocos restos permanecen en la actualidad. El Etemenanki fue popularmente identificado con la Torre de Babel en cuya cúspide estaba la Esagila que era el templo de Marduk. Y lo más importante: la mayoría de los arqueólogos creen que se trataba de la auténtica Torre de Babel de la que habla la Biblia.


Construcción
Según dice el Génesis, en Oriente Medio, los descendientes de Noé edificaron una ciudad y una torre "con ladrillos como si fuera piedra" y "betún con cemento", cuya "cúspide tocaría los cielos". Bajó Yahveh, y viendo que los hombres lograban aquello que se habían propuesto, decidió confundir sus lenguas...
Aunque el origen concreto de la Etemenanqui se desconoce, su antigüedad bien pudiera cifrarse en entre tres y cuatro milenios. Probablemente existía antes del reino de Hammurabi (hacia 1792-1750  a. C.). Se piensa que el poema sobre la creación de Babilonia Enûma Elish fue escrito durante o poco tiempo después del reinado de Hammurabi; dado que el poema menciona al Esagila, el templo de Marduk, siendo creado inmediatamente después de la creación del mundo, e intuye la existencia de Etemenanki, se presume que ambas existían durante al menos 100 años del tiempo en el que escribió este poema, aunque –como digo– ignoramos cuándo exactamente lo construyeron.


La ciudad de Babilonia fue destruida en 689 a. C. por Senaquerib, quien dice haber destruido el Etemenanki. La ciudad fue restaurada por Nabopolasar, el fundador de la dinastía caldea, en el siglo VII a.C. y su hijo Nabucodonosor II. Costó 88 años en ser reconstruida.
Una inscripción de aquel tiempo dice lo siguiente: "Marduk, el gran dios de Babilonia, me ha ordenado colocar sólidamente las bases de la Etemenanqui hasta alcanzar el mundo subterráneo y hacer de este modo que su cúspide llegue hasta el cielo."
Otra inscripción, datada en la época de Nabucodonosor, dice que la cima de la torre tenía "ladrillos de esmalte azul brillante, es decir, estaba adornada del color del cielo para dar la impresión de que el edificio se perdía en el azul infinito".
De la misma época data otra inscripción en la que Nabucodonosor, o alguien de su entorno, da las gracias "a todos los pueblos de numerosas naciones que obligué a trabajar". Probablemente, en la edificación del monumento participaron esclavos de procedencias diversas, lo que bien pudo haber originado la leyenda bíblica de la confusión de lenguas.



Varios candidatos
Aunque son muchas las expediciones que desde el siglo XVI han procurado identificar en la antigua Mesopotamia la Torre de Babel. Varios zigurat fueron candidatos. A mediados del siglo XIX, un equipo francés enviado por el gobierno galo peinó los restos de todas aquellas construcciones y consideraron que el zigurat de Borsippa, cerca de Babilonia, era la mítica torre bíblica. Sin embargo, posteriores investiciones arqueológicas destronaron a la torre de Borsippa y situaron el lugar de la legendaria torre en la misma Babilonia, el reino que fundaron los semitas que emigraron desde Arabia a Mesopotamia en el año 2200 a.C., donde el Etemenanqui es el más firme candidato a ser la Torre de Babel.

Descripción
Se trataba de un zigurat, que es el tipo de construcción que identificamos con Mesopotamia y las diferentes culturas que se asentaron ahí -el actual territorio iraquí, entre los ríos Tigris y Eúfrates- desde finales del cuarto milenio a.C.
A pesar de las imágenes increibles que existen, no se ha encontrado ninguno levantado en forma íntegra y completa. "Sin embargo, tanto la antigua documentación en escritura cuneiforme como las imágenes conservadas y los restos arqueológicos nos permiten reconstruir algunas de sus características: un zigurat era un monumento con una base de planta cuadrada o circular, construido en forma de alta terraza, escalonado en varios niveles -tres, cuatro o siete pisos-, en el último de los cuales se erigía una capilla o un templo. El núcleo se construía con adobes secados al sol, revestidos con una gruesa capa de ladrillos cocidos en hornos. El templo en la cima, al que se accedía a través de escaleras situadas de forma perpendicular a la fachada o adosadas a ésta, era de ladrillos esmaltados".
Existen también reseñas antiguas que describen la construcción. En su primer libro de historia, Heródoto se refiere del siguiente modo a este prodigio del pasado cuya construcción datamos en una antigüedad similar a la de algunas pirámides egipcias: "El templo es cuadrado y cada uno de sus lados tiene dos estadios. En medio de él se ve fabricada una torre maciza que tiene un estadio de altura y uno de espesor. Sobre ésta se levantaba otra segunda torre, después una tercera y así sucesivamente hasta llegar al número de ocho."
Y sobre todo una copia de un texto más antiguo, la tablilla llamada "del Esagil", una tablilla cuneiforme representada en Uruk, del 229 a. C. (consevada en el Museo del Louvre de París) define la altura de la torre como de 91 metros, con una base cuadrada de 91 metros de lado. Tenía siete pisos hechos de muros con resaltos, sin duda verticales. El último piso tenía instalaciones para el culto, adornadas con ladrillos esmaltados azules, imitando el color del cielo.


Esta estructura de adobe fue confirmada por excavaciones conducidas por Robert Koldewey desde 1913. Se descubrieron largas escaleras en el sur del edificio, donde un triple pasillo se conectaba con la Esagila. Un pasillo más largo, al este, conectaba el Etemenanki con el camino sagrado procesional (reconstruido en el Museo de Pérgamo, en Berlín).
El zigurat debió ser impresionante. No sólo por su altura sino porque estaba edificado sobre una fabulosa plaza trapezoidal, de casi 500 metros de lado, profusamente decorada y rodeada de terraplenes de plantas y vegetales.
Pese a todo, y pese a que las apuestas identifican a la Torre de Babel con la construcción que presentamos, aún no hay una hipótesis definitiva. En algún momento de la historia, casi todos los zigurat de Mesopotamia fueron considerados como la auténtica Babel, pero mientras no se demuestre lo contrario, la enigmática y mítica torre parece ser la que forman los 85 millones de ladrillos que se utilizaron para erigir la Etemenanqui, "la casa en donde se fundían el cielo y la tierra" y el lugar en el cual Yahveh, según el capítulo 11 del Génesis, "confundió las lenguas de toda la Tierra" .

De aspecto similar a las egipcias o mayas
Realmente, difieren poco del aspecto que tenían algunas pirámides escalonadas egipcias o mayas. Por ello, no deberíamos interpretarlas como algo diferente; ya sabemos que infinidad de civilizaciones del pasado construyeron pirámides siguiendo en cada lugar un estilo arquitectónico propio que las diferenciaba del resto. Bajo esta perspectiva, los zigurat serían las pirámides de Mesopotamia, que por tamaño, poco tendrían que envidiar a las egipcias, y que por significado, venían a simbolizar algo realmente parecido, y es que los zigurat eran representaciones de la que para los pueblos mesopotámicos fue la montaña primordial del mundo. Los zigurat cumplían, como templos que eran, una función ritual.


También se consideraban vórtices de energía, pues hasta ellos acudía el rey para reponer fuerzas. En todo caso, eran centros de poder mágico, El lugar en donde los dioses entraban en contacto con los hombres.

Decadencia
Construida con esfuerzo, a lo largo de muchos reinados, sobrevivió poco tiempo. Babilonia, que cayó en 539 bajo la dominación persa, se rebeló en 482. Jerjes, que la puso nuevamente bajo su autoridad, tomó represalias que causaron serios daños al monumento. Un siglo y medio más tarde, en 331, Alejandro el Grande estableció su capital en Babilonia, y cuando vio la torre en ruinas, trató de restaurarla. Pero ello le demandó tanto trabajo, que renunció a su proyecto.
A continuación, la torre sirvió de cantera a los constructores de los alrededores, que la redujeron a un montículo informe. Sobre ella se construyó un edificio y, cuando éste se desplomó, cubrió las ruinas de la torre inicial, escondiéndola por muchos siglos.