Errores que nuestra mente nos hace cometer


A veces, nuestra mente, tratando de protegernos a nosotros mismos de la culpa o remordimientos de consciencia inventa justificaciones que nos liberen de responsabilidad.
Otras veces, nuestro cerebro, programado para interpretar y encontrar sentido a la realidad que nos rodea, termina dando un significado distinto, erróneo y hasta más amplio a cosas y eventos de la vida cotidiana.
Estas alteraciones de la mente, casi imposibles de suprimir para nosotros, los seres humanos, y que llevan a una distorsión de la percepción de hechos u objetos y, por eso, a un juicio equivocado o una interpretación ilógica; se llaman “Sesgos” o “Prejuicios cognitivos”(relativos al conocimiento).
Aquí, simplemente, enumeraremos los veinte que suelen ser más frecuentes.

1. El efecto Placebo


Un paciente demuestra una enorme mejoría a una supuesta enfermedad, una vez que le colocan cierta “medicina”, que es, simplemente, suero
No hace falta estudiar Medicina, ni ser fanático de House M.D. para conocer este concepto, por lo que, aunque no podía dejar de citarlo, no me voy a alargar demasiado.
El efecto Placebo se manifiesta cuando una sustancia simulada o un tratamiento inefectiva desde el punto de vista médico, produce una mejora real en pacientes que desconocen verdaderamente, que se les ha administrado.
En Medicina, los Placebos son usados, principalmente, como tratamientos de control o en investigación médica y se relacionan, principalmente, con la expectativa que produce en los sujetos el estar, supuestamente, bajo tratamiento y la producción de dopamina que eso conlleva.
Principalmente, los efectos favorables de un placebo, se muestran en la disminución del dolor, fiebre o fatiga motora, procesos controlados por el cerebro; lo que sugiere un vínculo entre la emisión de dopamina, que actúa sobre este órgano, y estas consecuencias.
Sin embargo, todavía no hay una explicación satisfactoria y exacta sobre porqué una sustancia cualquiera, puede causar una disminución de síntomas o, incluso, su desaparición.
Hay que aclarar que también pueden provocarse complicaciones o daños con estos tratamientos, en cuyo caso estamos frente a lo que se llama “Nocebo”.

2. Pareidolia


Los ejemplos de este caso van desde cosas comunes como ver una cara en la mancha de humedad de la pared de una casa, a distinguir cualquier imagen en la forma de una nube.
Se llama “Pareidolia” y es la atribución de un significado determinado a imágenes o sonidos aleatorios.
Es lo que te pasa, por ejemplo, cuando escuchas un CD para atrás y te parece que es un mensaje de voz para Satanás o alguien por el estilo.
Lo común de todos estos casos es que el estímulo (o sea, el sonido, la nube, etc.) es neutra, es decir, no tiene un sentido específico; este último es asignado por la percepción del observador.
Este fenómeno es aprovechado, por ejemplo, en el Test de Rorschach (el típico en el que te muestran una mancha de forma ambigua y te preguntan qué ves) para tantear el estado mental de la persona entrevistada y analizar las respuestas, en busca de su condición psíquica.

3. Reactividad


En los años ’20, la planta manufacturera “Hawthorne Works” llevó a cabo un estudio: colocó una gran cantidad de luces dentro de la fábrica para ver como afectaba en la productividad de los trabajadores, el encontrarse más expuestos y visibles.
El resultado fue impresionante: ésta aumentó drásticamente durante el tiempo en el que duró el período de observación, pero una vez quitadas las luces, todo volvió a la normalidad.
Este efecto no se dio gracias a la mayor cantidad de luces, si no a la sensación de sentirse observados que estas les provocaban a los empleados.
En fin, este fenómeno se llama “Reactividad” y suele ser la reacción de aquellas personas que, sabiendo que las están vigilando, tienden a cambiar su comportamiento para parecer mejores.
Esto suele ser un problema serio en las investigaciones, y es el principal motivo del gran uso de los “Experimentos Ciegos”, es decir, aquellos en que los sujetos no son notificados sobre qué están siendo monitoreados ni en qué ámbitos.

4. Falacia del jugador


Jugando a la ruleta primero salió el negro tres veces, después el rojo tres veces y después el negro , de nuevo, otras tres.. O sea que ahora tendría que salir.. A ver, todo al rojo..
Esto se llama “Falacia del Jugador” y es la tendencia a pensar que las probabilidades futuras de carácter aleatorio se ven alteradas por eventos del pasado que, en realidad, no tienen ninguna relación.
Básicamente, esto ocurre por lo mismo que muchos otros de los errores que cometemos, nuestro cerebro trata de encontrarle sentido o significado a algo que no lo tiene.
En un instinto propio de nuestra especie que no sólo se extiende a este caso en particular. Visto fríamente, sabes que apostándole al rojo tienes un 47,73% de chances de salir ganando, así que, por lógica deberías seguir con el negro.
Pero aún así, desesperadamente tratamos de buscar un patrón donde no lo hay y, a veces, esta pequeña falacia ha terminado haciéndole perder mucho dinero a más de uno.

5. Mentalidad de rebaño


Vamos a aclarar que la Mentalidad de Rebaño, también denominada “Mentalidad de Masas”, sería la tendencia a adoptar opiniones o imitar los comportamientos de la mayoría para evitar conflictos y sentirse seguros o aceptados por nuestro entorno.
Esta reacción es la más común entre las que resultan de presiones sociales.
El sesgo del que hablamos, como pueden deducir, es enormemente amplio y constituye la explicación científica a las universales preguntas “¿Cómo carajos puede gustarte eso?” o “¿Por qué carajos haces eso?”, tan repetidas en nuestros días. Cosas que son absolutamente horribles o que nunca ganarían adeptos se vuelven, actualmente, extremadamente populares, gracias a dicha mentalidad sumado a, irónicamente, el deseo de ser “original”.
Por supuesto, esta tendencia tiene enormes implicancias en el ámbito del Marketing, la Sociología, la Economía y la Psicología Social o de las Masas; disciplinas en las cuales se intenta predecir cual será la respuesta generalizada frente a determinadas situaciones propias de cada una de ellas y, en algunos casos, como encauzar o aprovechar esta “Mentalidad de Rebaño”.

6. Ilusión de control


Se conoce como Ilusión de Control, que, como su nombre lo indica, es la tendencia de los individuos a creer que pueden controlar o, al menos, influenciar, hechos o eventos externos sobre los que claramente no tienen ningún tipo de poder.
Como pueden ver, aquí entrarían todos los tipos de cábalas (usar la misma apuesta a un partido, soplar los dados antes de tirarlos, etc.), ya que este fenómeno se relaciona, en la mayoría de los casos, con el juego, las apuestas, deportes e, incluso, con las creencias en lo paranormal.
Un ejemplo de esto último: varios estudios sobre psicoquinesis (hipotética capacidad de la mente para influir en la materia o energía, sin causa mecánica probable y desafiando espacio o tiempo; o sea, mover cosas con la mente estilo Jedi) en lo que se les daba a los participantes una moneda para que adivinaran si saldría “cara” o “cruz” demostraron que la gran mayoría de las personas, tras un par de intentos acertados, inconscientemente terminaban por ver sus respuestas correctas como una confirmación de su capacidad de controlar el resultado, y no como un mero golpe de suerte.
Un dato curioso, para que vean el grado de inconsciencia generalizada con que esto ocurre: si vas en alguna ocasión al casino, fíjate como tiran los dados los demás jugadores. Vas a comprobar que, casi siempre, cuando apuesten por números bajos arrojarán suavemente los dados, mientras que lo harán con más fuerza mientras más elevado sea el mismo.

7. Profecía autocumplida o autorrealizada


Se trata de una predicción que, una vez efectuada, se convierte en causa de que lo anunciado se haga realidad.
Otro ejemplo muy común se da en el ámbito de las relaciones; cuando una persona que ha enfrentado numerosos fracasos previos de ese tipo se convence de que esto volverá a pasarle y, por eso, descuida o se aleja emocionalmente de su nueva pareja, provocando nuevamente una ruptura.
Este concepto fue esbozado por primera vez por el profesor Robert Rosenthalt de la Universidad de Harvard, en 1960 en un curioso experimento: tras hacerles un test de Coeficiente Intelectual a los alumnos de un Colegio, eligió al azar a un 20% de éstos, ignorando totalmente los resultados, sin que nadie lo supiera.
Luego, llamó a los profesores y les comentó que ese 20% selecto, demostraba una mayor capacidad y que se debían esperar grandes cosas de ellos.
Al tiempo, Rosenthalt descubrió que esos alumnos habían mejorado espectacularmente su rendimiento escolar en comparación de los demás sujetos supuestamente menos listos; confirmando la importancia de las expectativas, tanto propias como ajenas, en nuestro desempeño.
Bautizó, en un principio, a este fenómeno como “Efecto Pigmalión”, nombre posteriormente cambiado por los mencionados más arriba.
Conclusión: no dejes nunca que otros te digan que no puedes conseguir algo; cada uno hace su propia suerte.

8. Sesgo de confirmación


Básicamente consiste en la tendencia a favorecer cierta información (muchas veces ambigua o no concluyente) que confirme nuestras preconcepciones o creencias anteriores, desestimando e ignorando los datos que la refuten.
Como puede verse, se trata de un error sistemático del razonamiento inductivo, y busca reforzar las propias ideas y actitudes del individuo en forma selectiva, en cuanto a la recolección de datos, evidencia o, incluso, recuerdos.
En concreto, esta actitud puede tener (y ha tenido) importantes consecuencias en campos que van desde la imagen que tenemos de nosotros mismos a juicios legales o procedimientos científicos.

9. Falacia de la planificación


Tendencia a subestimar el tiempo requerido para concluir o cumplir con una tarea, se llama Falacia de la Planificación; y estoy seguro que el 90% de los que lean esto y estén cursando estudios se van a sentir identificados.
Esto ocurre porque solemos concentrarnos principalmente en el proyecto y el logro que pretendemos, ignorando inconscientemente las eventualidades o circunstancias fortuitas (por ejemplo: enfermarse y perder un día) que normalmente ocurren o pueden ocurrir.
Hay que aclarar que este fenómeno tiene su explicación en otro “error”: el “Sesgo Optimista”, es decir, la predisposición de los individuos a ser excesivamente optimistas respecto de de los resultados de actos planeados.
A su vez, es más frecuente que personas que nunca han realizado una acción determinada, caigan en este Falacia, simple y sencillamente porque no tienen un punto de referencia en su pasado para comparar y calcular el tiempo requerido.

10. Heurística de la disponibilidad


Por raro que suene el nombre, suele ser bastante común, ya que nos estamos refiriendo a un mecanismo que la mente utiliza para determinar que tan probable es que un suceso se dé o no, basada en la recurrencia de recuerdos asociados a este suceso o evento.
Es decir que cuanto más accesible sea un suceso parecerá más frecuente y probable; cuanto más viva la información será más convincente y fácil de recordar; cuanto más evidente resulte algo más causal parecerá (Plous, 1993) Como puede verse, en realidad, la Heurística es bastante útil, pero en la sociedad moderna la gran cantidad de información sensorial proveniente de los Medios de Comunicación, perturban esta disponibilidad, la viveza y lo evidente, haciendo que percibamos como muy posible, por ejemplo que nos vamos a quedar encerrados en un ascensor, únicamente porque la semana pasada vimos una noticia similar.

11. Reactancia


Preocupa a padres y educadores. Es la reacción emocional de hacer exactamente lo opuesto de lo que alguien quiere que hagamos o dejemos de hacer, simplemente apoyados en la necesidad de resistir un intento percibido para coartar nuestra libertad de acción o elección.
Aunque el caso más común sea el de la típica rebelión de un adolescente; esta tendencia también se refiere a cualquier oposición frente a la autoridad gracias a lo que nosotros sentimos como una amenaza a la libertad de conducta.
No es necesario que el individuo esté actuando de esa manera; basta, sencillamente, la prohibición de realizar tal actividad para despertar el deseo desesperado de ejecutarla.
Como más de uno se habrá dado cuenta, la Psicología Inversa, justamente trata de aprovechar la “Reactancia”, ordenándole a un sujeto( generalmente, niños o adolescentes) que haga lo contrario de lo que, en verdad, se quiere que haga, para conseguir el resultado buscado.
Esta teoría se apoya en que la Libertad no es una consideración abstracta, sino un sentimiento asociado con conductas reales.

12. Sesgo de moderación o de autocontrol


Estrictamente, este sesgo implica, en realidad, la inclinación de los individuos a sobrestimar su habilidad para controlar el propio comportamiento impulsivo, en especial, cuando este se relaciona con el hambre, la sexualidad o el consumo de drogas (impulsos viscerales: aquellos que pueden ser ignorados o postergados, pero en los que el deseo no puede ser suprimido salvo satisfaciéndolo).
El principal problema con esto es que la desmedida creencia en el autocontrol suele conducir a una mayor exposición a situaciones tentadoras de diversa índole y, por eso, al acrecentamiento de la impulsividad.
Así que, en definitiva, este sesgo cognitivo, tan inocente al principio, suele desembocar a largo plazo en adicciones serias o conductas imprudentes.
Básicamente, como pueden ver, este pequeño error de la mente puede terminar siendo un gran problema que afecte toda nuestra vida, así que mucho cuidado con la próxima vez que digas “Bueno, lo pruebo. Total, uno solo no me va a hacer nada”.

13. Efecto halo


Hay infinidad de ejemplos sobre este fenómeno, simplemente porque lo que estamos presentando es un sesgo cognitivo por el cual juzgamos a un individuo a partir de un rasgo o cualidad determinada.
¿Y cuál es el problema con eso? Simplemente, que sacamos conclusiones sobre toda la personalidad de un sujeto basándonos en una serie de conductas o características particulares.
Dígase, el dueño de un almacén decide despedir a uno de sus empleados porque, en su opinión, es un vago o no le preocupa su trabajo; y sostiene esto porque ha llegado tarde en algunas ocasiones, sin importarle la eficacia con que se desempeñe en su puesto o la verdadera causa de su tardanza.
Este sesgo ha sido estudiado desde 1920, gracias a las investigaciones empíricas de Edward L. Thorndike, quien concluyó que los seres humanos no piensan sobre los demás en términos variados, sino que los perciben de forma medianamente bien o medianamente mal en cualquiera de las categorías de medición que se les planteen.
Otro ejemplo interesante: el Estereotipo del Atractivo Físico (elaborado por Simon Asch) gracias al cual asumimos inmediatamente que una persona “bella” poseerá otras cualidades socialmente deseables (inteligencia, éxito, etc.).
Esto a la larga se convierte en un caso de “Profecía autocumplida” ya que, movidos por el estereotipo antedicho, se les conceden mayores beneficios, salarios o puestos de trabajo.
Todo se relaciona con todo, ¿no?

14. Efecto de dotación o Endowment effect


Ha sido definido por Thaler, su creador, en el año 1980, como el “hecho de que las personas frecuentemente demandan más para entregar un objeto, de lo que estarían dispuestos a pagar para adquirirlo”.
Este concepto se apoya en la realidad de que solemos atribuir mayor valor a algo, nada más que porque es de nuestra propiedad. Es decir, el aprecio o el valor que para nosotros tienen nuestras cosas es lo que, exageradamente, trasladamos después al precio monetario.
Este sesgo cognitivo se relaciona, al mismo tiempo con otros dos: la “aversión a la pérdida”, por la cual preferimos no obtener ganancias antes que soportar el entregar algo; y el sesgo de “status quo”, que hace que la gente odie los cambios y trate de evitarlos, a menos que el beneficio obtenido sea muy significativo.
Conclusión: Nuestro objeto no vale ese precio, ni aunque esté autografiada por algún famoso.

15. Sesgo de autoservicio o de interés personal


“Errar es humano, pero echarle la culpa a otro es más humano todavía” (Les Luthiers).
Este hecho ocurre cuando el individuo atribuye los resultados positivos a factores propios o internos, y los negativos, a elementos externos.
El mismo también se da cuando tendemos a evaluar información ambigua, de forma que favorezca nuestros propios intereses.
Dale Miller y Michael Ross fueron los primeros en sugerir dicho sesgo atribucional en sus estudios, y lo fundamentaban en la necesidad de la mente de evadir la culpa o el cargo de consciencia, acusando a los demás de los propios fracasos.
Una curiosidad: respecto a los demás, este fenómeno actúa a la inversa; de tal manera que si, por ejemplo, el soso del curso aprueba el examen es porque el profesor lo prefiere y si desaprueba, es porque confió demasiado en sí mismo

16. Descuento hiperbólico


Estrictamente, se refiere a la inclinación que tenemos los seres humanos a preferir pequeñas pagas o recompensas de forma inmediata, antes que un premio mayor a largo plazo.
Sin embargo, el recaer en esta actitud puede conducir, con el transcurso del tiempo, a que le restemos importancia al futuro cuando este implique algún sacrificio en nuestro presente, o sea, lo que se conoce como “miopía temporal”.
El cerebro, acostumbrado a no privarse de un beneficio inmediato, ni aún en vistas de otro mayor, tiende a largo plazo a actuar imprudente o torpemente, simplemente porque esta recompensa actual le parece más tangible o concreta.
Visto de esta manera, las consecuencias parecen algo más serias que simplemente no tener suficiente dinero para salir el fin de semana, por ejemplo.
Este concepto, aunque nos hayamos limitado a explicarlo brevemente desde la Psicología, tiene una enorme importancia, principalmente en la Economía y los trabajos de Richard Herrnstein.

17. Escalada de compromiso


Es la tendencia de los individuos a continuar invirtiendo recursos en una causa aparentemente perdida, influenciados por el dinero, el tiempo y el esfuerzo que les ha significado.
Es algo entendible caer en este error porque, frente a una situación similar, aunque lo más lógico sea ponerle fin al proyecto que lo único que nos significa son pérdidas, resulta difícil asumir que todo lo que hemos sacrificado previamente haya sido en vano.
El primero en referirse al concepto fue Barry M. Staw , en el año 1976.
Actualmente, también se ha desarrollado el término de “Falacia del Costo Hundido” que difiere del anterior, únicamente, en que la persona aumenta los recursos avocados a la “causa perdida”; y sirve para explicar conductas en áreas tan variadas como negocios, gobierno, política, administración de desarrollo de software, apuestas, etc.

18. Criptomnesia


Se da, normalmente, en los casos de plagio involuntario.
Recortando una definición de Jung podemos decir que es ”el proceso por el cual se vuelve consciente una imagen mnémica (un recuerdo) que no es reconocida primariamente como tal” y que es interpretado como una idea nueva, original y personal.
Fue él quien documentó por primera vez este fenómeno, en sus tesis de doctorado (Acerca de la psicología y patología de los llamados fenómenos ocultos),en 1902.
Este fenómeno puede expresarse de maneras impresionantes; por ejemplo, en una ocasión, una mujer que padecía una fiebre muy alta empezó, de repente, a recitar en Griego y Hebreo.
Después de un tiempo se descubrió que solo había repetido los versos que había escuchado hacía varios años de boca de un intelectual para quien trabajaba, y tenía la costumbre de ir por ahí declamando en esas lenguas.

19. Fenómeno del mundo justo


Consiste en la común asunción de que ciertas situaciones o resultados son guiadas o causadas por algún tipo de fuerza universal de Justicia, Orden o Estabilidad.
En resumen, es el sesgo que se esconde detrás de la típica frase “Se lo tenía merecido”.
El fenómeno se introdujo en el ámbito de la Psicología en la década de los ’60 gracias a los trabajos de Melvin J. Lerner quien postuló que los testigos o conocedores de una injusticia, para poder racionalizarla y con ello enfrentar la ira o la ansiedad que esto les produce, tienden a buscar un comportamiento en la víctima que la haga merecedora de la desgracia sufrida.
Esto los ayuda a sentirse a salvo, plantando la idea inconsciente de que el evento temido no les ocurrirá si no caen las mismas conductas que la persona dañada.
Un ejemplo muy interesante: durante un estudio, se dividió a los participantes en dos grupos, dándoles a ambos la misma historia sobre la conversación entre un hombre y una mujer.
La única diferencia estaba en el final, ya que en una de las versiones, la mujer era violada por el hombre; mientras que en la otra terminaban casándose.
Lo curioso: la totalidad de los integrantes ambos grupos concluyeron que las acciones y palabras de la mujer habían conducido inevitablemente a cada uno de los finales que les habían asignado; a pesar de que, como dijimos antes, el nudo de los relatos era idéntico.

20. Prejuicio o sesgo del punto ciego


Casi todos los seres humanos tenemos la tendencia de desconocer o no percibir nuestros propios sesgos o errores mentales; esto se denomina “Prejuicio del Punto Ciego” o “Sesgo del Punto Ciego”.
En un estudio conducido por Emily Pronin, de la Universidad de Princeton, se les describió a varios participantes una serie de sesgos cognitivos, como por ejemplo, el Efecto Halo o el de “Autoservicio”.
Luego, se les pidió que, sabiendo sobre su existencia, decidieran cuán influenciados por ellos se veían a sí mismos.
En todos los casos, el sujeto se veía, al menos, como menos influenciado que una persona promedio.
Esto significa que, aunque ahora vas a poder decir más fácilmente cuando tu mente te está jugando una mala pasada, tu primer impulso siempre va a ser el erróneo y, muchas veces, no vas a darte cuenta siquiera de eso.
Para terminar, ¿sabías que hay un sesgo que explica este sesgo? El “Prejuicio de Superioridad al Promedio”) es la inclinación de los seres humanos a verse a sí mismos como superiores a la media, respecto de habilidades socialmente deseables o condiciones positivas.

Fuente: 20minutos.es