El Caballo del Diablo, jaque mate a los pergaminos de Rennes-le-Château






Alex Loro y Xavi Bonet (ESPAÑA)






Fabulosos tesoros, antiguos manuscritos, dinastías reales, linajes sagrados… Los enigmas en torno a la pequeña villa de Rennes-le-Château han excitado la imaginación y las especulaciones de innumerables investigadores, cazadores de tesoros, novelistas o simplemente aficionados a los misterios desde que, a finales del s. XIX, el humilde abad de esta localidad del Languedoc francés, Bérenger Saunière, se hiciera inmensamente rico en extrañas circunstancias. Desde entonces han sido publicados multitud de trabajos que pretenden dar respuesta a una simple incógnita: ¿Qué encontró Saunière en el interior de su iglesia, dedicada a Santa María Magdalena?

Nuestra propia investigación comenzó allá por el año 2000, cuando dos amigos de la infancia que compartían una misma pasión por los misterios, se toparon casi por casualidad con esta población del Valle del Aude. Armados simplemente con una pequeña guía y sin conocer prácticamente nada de su misterio, tuvimos la fortuna de poder contemplar dos grandes pergaminos expuestos a la entrada del presbiterio del párroco, en la caseta donde se vendían los tickets para visitar el dominio del abad. Un año más tarde, durante una segunda visita donde ya viajábamos bastante más instruidos en el affaire, descubrimos que aquellos pergaminos, supuestamente descubiertos por Saunière durante una primera remodelación en el año 1887, en el interior del antiguo pilar visigótico que soportaba el altar mayor de su iglesia, habían desaparecido. Este hecho nos pareció sumamente extraño, puesto que aquellos textos resultaban parte central en todo este enigma. Ante nuestras insistentes preguntas, la persona encargada se limitó a, como vulgarmente suele decirse, “hacerse la loca”. Aquello resultó el detonante que exacerbaría nuestra curiosidad y nos impulsaría a investigar seriamente estos pergaminos y el misterio que encerraban durante más de diez años…

La leyenda

El cuerpo principal de la leyenda sobre los hallazgos de Bérenger Saunière fue establecido fundamentalmente alrededor de lo expuesto en dos obras singulares, El Oro de Rennes, de Gérard de Sède, publicado en 1967, y El Enigma Sagrado, de Michael Baigent, Richard Leigh y Henry Lincoln, aparecido en 1982. En síntesis, esta “versión oficial” vincula los mensajes de los pergaminos una vez descifrados con la posibilidad de que Saunière hubiese hallado el sepulcro y tesoros de un importante personaje histórico, Dagoberto II, último rey de la dinastía de los reyes francos merovingios fallecido en el año 679, o tal vez de su supuesto hijo, Sigeberto IV, quien se refugiaría en RLC en el año 681. Además, los tres autores ingleses iban aún más allá y, aprovechando algunas antiguas tradiciones provenzales que sugieren la llegada de María Magdalena a las costas de las Galias poco después de la crucifixión, afirmaban que esta estirpe se habría entroncado en origen con los descendientes de Jesús y María Magdalena, dando lugar a un linaje sagrado y a una serie de teorías sobre el Grial y determinadas sociedades secretas que Dan Brown desarrolló en forma de novela en el año 2003, con la publicación de su famoso best-seller El Código Da Vinci.

Los pergaminos

Según el mito, un antecesor de Saunière en el cargo de abad de Rennes, Antoine Bigou, fue el creador de los manuscritos a finales del s. XVIII. Bigou fue el confesor de la última señora de la nobleza feudal de RLC, Marie de Nègre d’Ables, Dama d’Hautpoul de Blanchefort. En su lecho de muerte y ante la vicisitud de fallecer sin descendencia, esta señora comunicó al párroco un antiguo secreto guardado por su familia, con el encargo de transmitirlo en el futuro a alguien digno de ser su depositario. Tras la muerte de la Dama Marie, Bigou codificó este secreto en unos pergaminos que más tarde ocultaría, dejando las claves para su descifrado escritas en el epitafio de la lápida de la Marquesa, así como en determinados elementos del interior de la iglesia. Así, un siglo después sendos manuscritos serían encontrados por Saunière y, tras un viaje a París con el objetivo de buscar el apoyo de un eminente criptógrafo, Émile Hoffet, descifrados. Es de este punto del que parte nuestra investigación.

La regla más básica de la criptografía consiste en que un mensaje encriptado es creado por un emisor, quien conoce el algoritmo de cifrado y la clave, para ser transmitido a un receptor, quien también es poseedor de estos parámetros que le permiten descifrar el mensaje, con el objetivo de que éste no pueda ser comprendido en caso de ser interceptado. Pero en el caso de los manuscritos hallados por Bérenger Saunière, no se sigue esta regla básica puesto que, según nos muestra la leyenda, fueron creados para que alguien “digno”, un futuro interceptor, fuera capaz de desvelarlos simplemente siguiendo los indicios dejados por Bigou en el enclave. Este fue nuestro primer propósito en el proceso, hallar estos indicios sobre el terreno. Pero uno de estos pergaminos, conocido con el nombre de pergamino largo o segundo pergamino, presenta sin embargo una gran complicación, ya que se aplican hasta siete métodos de cifrado diferentes y, si bien en ocasiones encontramos algunos indicios, estos no son en absoluto evidentes. La conclusión es que resulta casi imposible descifrar este manuscrito sin el conocimiento del proceso, sin la explicación de los pasos que conducen a su solución final. Afortunadamente, el proceso ya había sido desvelado por Gérard de Sède en el libro Signos Rosacruces, de 1979. 

Pero a nosotros no nos bastaba con unas soluciones previamente aportadas, nuestra intención era comprobar minuciosamente todos los pasos en el descifrado. Fue por ello que creamos una aplicación informática denominada Decodificatron, que nos permitiera de manera sencilla seguir cada paso del proceso de descifrado tan sólo pulsando un botón. Grande fue nuestra sorpresa cuando, una vez comprobado, observamos que la secuencia final descodificada contenía varios errores que no coincidían con la solución aportada por De Sède en 1979. Según esta y otras fuentes, como los conocidos Dossiers Sécrets del Priorato de Sión, esta solución de 128 caracteres debería rezar lo siguiente:

BERGERE PAS DE TENTATION, QUE POUSSIN TENIERS GARDENT LA CLEF - PAX DCLXXI - PAR LA CROIX ET CE CHEVAL DE DIEU - J’ACHEVE CE DAEMON DE GARDIEN A MIDI - POMMES BLEUES

Una solución que traducida a la lengua castellana significa:

Pastora sin tentación, que Poussin y Teniers guardan la clave - Paz 681 - Por la cruz y este caballo de Dios - yo destruyo a este demonio guardián a mediodía - Manzanas azules.

Sin embargo, tras analizar el proceso con nuestra aplicación, observamos cuatro errores:

BERGETE PAS DE TENTATION, QUE POUSSIN TENIERS GARDENT LA CLEF - SAX DCLHXI - PAR LA CROIX ET CE CHEVAL DE DIEU - J’ACHEVE CE DAEMON DE YARDIEN A MIDI - POMMES BLEUES

La conclusión es que el autor(es) de los manuscritos cometió un tremendo desliz al crear la secuencia, en alguno de los pasos del proceso de cifrado. Pero la cuestión es que el grave error situado en la pretendida cifra romana 681, rompe cualquier tipo de vinculación del pergamino con la dinastía de los reyes merovingios, con aquella fecha de la llegada de Sigeberto IV a RLC o, como han señalado otros autores, con una cota de altura donde se situaría el sepulcro de este personaje del que no existe constancia histórica alguna de su supervivencia. Gran parte de las hipótesis establecidas sobre los enigmas de RLC, incluidas aquellas formuladas por El Oro de Rennes, El Enigma Sagrado, La Tumba de Dios u otras mucho más actuales presentadas por determinados fabuladores franceses, se basan en esta cifra incorrecta. Nuestra investigación demuestra, de esta manera, que nadie, hasta día de hoy, se había molestado siquiera en comprobar mínimamente estos pergaminos, tomando como válidas las soluciones conocidas desde 1979. Así pues, cualquier teoría basada en estos pergaminos contiene un error de base que la invalida, convirtiéndola en pura especulación sin ningún fundamento real. También pensamos que el creador de los textos, tras percatarse de su error, creó posteriormente el denominado como pergamino corto, también mal llamado primer pergamino, puesto que su descifrado resulta mucho más sencillo, ya que tan sólo extrayendo una serie de caracteres elevados sobre la horizontal del texto en latín ya se obtiene una frase con sentido que explícitamente relaciona al rey merovingio Daboberto II con Rennes-le-Château y un supuesto tesoro. La frase descifrada y traducida indica:

A Dagoberto Rey y a Sión pertenece este tesoro y él está allí muerto

La creación de los textos

Hasta el momento hemos hallado suficientes indicios para considerar la falsedad de ambos pergaminos. Pero la segunda parte de nuestra investigación pretendió conocer la forma concreta como éstos fueron creados, partiendo de la hipótesis que su creador debió basarse en determinados elementos observables en la iglesia y el cementerio de RLC para generar tanto la frase final descifrada del pergamino largo como, al menos en parte, los diferentes pasos en el proceso de cifrado. Para ello tratamos de realizar un ejercicio empático que nos llevara a situarnos en la mente del creador, basado en innumerables horas de observación y trabajo de campo en la iglesia. A continuación presentamos nuestras conclusiones.

La frase final descodificada del pergamino largo, Bergere pas de tentation, es un anagrama del epitafio de la lápida de la Marquesa Marie de Negre d’Ables. Tomando los 119 caracteres que componen su epitafio y añadiendo 9 caracteres adicionales (PSPRAECUM) obtenidos de su losa sepulcral, puede formarse la frase final Bergere completa. Ante esto, y sin entrar en otras consideraciones, como que es conocido que esta pretendida losa sepulcral jamás existió realmente, carece de sentido crear un pergamino tan complicado de descifrar cuando el epitafio ya contiene en sí mismo la solución en forma de sencillo anagrama. Sin duda, la intención del creador fue la de vincular los pergaminos con el enclave de la iglesia con objeto de dar origen a una leyenda. Pero estamos avanzando acontecimientos…


Una vez formada la solución, el siguiente paso consiste en codificar la secuencia de 128 caracteres utilizando el método de cifrado conocido como Salto del Caballo. El Problema del Caballo es un antiguo juego matemático que consiste en recorrer las 64 casillas de un tablero de ajedrez utilizando el movimiento en L del caballo, sin repetir nunca ninguna casilla. Cada carácter de la secuencia Bergere debe situarse ordenadamente sobre una casilla del tablero. Como que la secuencia contiene 128 caracteres en su totalidad, será necesario operar con dos tableros. En este momento extraemos una por una cada letra siguiendo los movimientos del caballo en una serie muy concreta, obteniendo una secuencia cifrada. Pero, ¿qué elementos existen en la iglesia que nos indiquen que se debe operar de esta forma? ¿Por qué un movimiento en L?

Para empezar, la iglesia de RLC posee un suelo ajedrezado y un único punto concreto donde es posible formar un tablero de ajedrez de 8x8 casillas, un tablero que es observado fijamente por la escultura del diablo Asmodeo. En cierta ocasión, durante las innumerables horas de observación nos percatamos que, desde cierto ángulo concreto, el diablo adquiere la silueta de un perfecto caballo de ajedrez, hecho que más tarde dio pie a crear el título de nuestra obra, El Caballo del Diablo. Semejante fenómeno óptico nos fue revelado durante la búsqueda de un indicio claro sobre el motivo por el cual debía operarse siguiendo ese movimiento en L del caballo de ajedrez. En un principio pensamos que la L podía referirse a la letra que falta para formar la palabra GRAA – L cuando se extraen las iniciales de los nombres de las estatuas de los santos que bordean el perímetro de la iglesia, colocadas en una figura de M invertida supuestamente referida a María Magdalena. Estas figuras se refieren a Sta. Germana de Pibrac, S. Roque, S. Antonio el Ermitaño y S. Antonio de Pádua. Siguiendo el trazo de la M invertida, la enigmática L debería hallarse en la zona donde está situado el púlpito, sin embargo allí sólo encontramos la estatua de Jesucristo en la forma de Rex Mundi. Pero es justo en este punto concreto, el púlpito, donde se encuentra el ángulo perfecto para observar a Asmodeo en esa silueta de caballo de ajedrez. A partir de este momento, fuimos capaces de acabar de relacionar la frase final Bergere con la iglesia de Rennes. Esta frase se refiere a una “Cruz” y un “Demonio guardián”, sin duda el mismo conjunto de la pila de agua bendita, donde cuatro ángeles formando la Señal de la Cruz se sitúan por encima de Asmodeo. También se mencionan unas “manzanas azules”, el conocido efecto lumínico que se produce anualmente el día 17 de enero debido al ángulo como incide la luz solar al penetrar por los vitrales de la iglesia, unas manzanas azules que se proyectan sobre la zona del púlpito precisamente “a mediodía”. Así pues, desde el lugar a mediodía de las manzanas azules es cuando el demonio guardián “se destruye”, transformándose en el “Caballo de Dios”, porque desde el mismo instante en que la mente asocia por vez primera al diablo Asmodeo con el efecto óptico o pareidolia del caballo, el “diablo guardián” queda destruido como representación mental para transformarse en ese “caballo de Dios”, el caballo de ajedrez que constituye el principal indicio que nos indica por qué se debe operar con este método en el cifrado de los pergaminos. De esta forma, pergaminos e iglesia quedan totalmente vinculados y podemos afirmar que el creador de los textos se inspiró en los elementos que observaba para generarlos.

Resta por comentar un último indicio, el escaque F6 del tablero de ajedrez, precisamente el número 22, un número que se repite en múltiples ocasiones en el dominio del abad Saunière, es aquel por donde se inicia la extracción de caracteres en el Juego o Salto del Caballo. El mismo conjunto de Asmodeo contiene una frase de 22 letras, Par ce signe tu le vaincras (Por este signo le vencerás), una frase que en origen tan sólo debería contener 20 caracteres, puesto que su procedencia original se relaciona con la visión del emperador Constantino en la Batalla del Puente Milvio contra su rival Magencio, en el año 312, cuando en el cielo vio una cruz y una voz que le indicaba In hoc signo vinces, cuya traducción literal al francés es Par ce signe tu vaincras.


Conclusiones

La conclusión final de nuestro estudio es clara, los pergaminos objeto de estudio son falsos, la misma vinculación entre ellos y la iglesia lo demuestra. Estos textos no pudieron ser escritos por el abad Bigou a finales del s. XVIII, puesto que la iglesia tal y como la conocemos hoy en día es el resultado de las restauraciones llevadas a cabo por Saunière un siglo más tarde. Y queremos reincidir en el hecho de que cualquier estudio, investigación o hipótesis que se base en ellos para establecer sus conclusiones resulta también, como consecuencia, totalmente falsa.
Quedan sin embargo muchos enigmas por esclarecer en torno a la figura de Bérenger Saunière y el enclave de Rennes-le-Château, ya que actualmente continuamos sin conocer cuáles fueron realmente los hallazgos del párroco, aquellos que le hicieron rico en un corto espacio de tiempo, aunque diferentes investigaciones también han señalado que esta riqueza podría deberse simplemente a determinadas actividades ilícitas por las cuales Saunière fue juzgado y condenado al final de su vida.



ALGUNOS DATOS SOBRE LOS AUTORES:
Xavi y Alex son “investigadores del misterio”. Comparten aficiones como los viajes, la historia, la arqueología, la egiptología, la filosofía y las humanidades. 
Amantes del misterio y los enigmas, aprendieron a mirar más allá de las formas sin conformarse nunca con la aparente realidad que les fue mostrada. 
Ambos, con profesiones relacionadas con la informática, dedicaron gran parte de su tiempo libre a tratar de desvelar los secretos relacionados con el párroco Bérenger Saunière y Rennes-le-Château.
Comenzaron su investigación en el año 2002, una aventura que les ha llevado a documentarse con decenas de libros y a realizar más de 40 viajes al Midi francés.
Su libro “El caballo del Diablo”, es el resultado de un trabajo que ha durado más de 11 años y que desvela incógnitas hasta ahora nunca esclarecidas sobre este apasionante enigma.


• Publicado con permiso de los autores